Desde algunos foros defensores de la vida apacible se considera al estrés como "la madre de todas las patologías". Aunque esta afirmación es una exageración, no falta razón en señalar al estrés como uno de los mayores generadores de desórdenes físicos y mentales en las sociedades modernas. Vamos a ver qué y qué complicaciones genera.
El estrés es un mecanismo evolutivo encargado de orquestar la respuesta ante una amenaza. Cuando nuestros ancestros se enfrentaban ante un peligro, como la presencia de predadores, el estrés preparaba al organismo para luchar o huir. El estímulo estresor activa el sistema nervioso simpático que precipita varias reacciones fisiológicas: acelera la frecuencia cardiaca, dilata los bronquios, segrega adrenalina, aumenta el tono muscular, disminuye la actividad estomacal y dilata las pupilas. Todas estas reacciones preparar al individuo para la lucha o la huida.
En la actualidad, los casos en que un individuo debe luchar o huir son realmente escasos, por lo que la activación del estrés se dispara en situaciones percibidas como agresiones, pero muy diferentes de las que dieron origen a esta respuesta. Un conflicto dialéctico, una ofensa, una sobrecarga de trabajo o una decepción pueden desencadenar el estrés en nuestra sociedad. Un adecuado tratamiento de esa situación facilitará que se diluya el estrés sin mayores consecuencias, pero no siempre sucede esto.
Como hemos descrito, el estrés es un mecanismo defensivo que moviliza una gran cantidad de recursos energéticos, con la finalidad de salvar la vida al individuo. Pero esa situación prolongada en el tiempo produce un agotamiento del organismo que puede derivar en múltiples patologías. El estrés prolongado provoca inmunodepresión, lo que aumenta las probabilidades de contraer infecciones o de generar tumores. Además, desde el punto de vista psicológico, el estrés genera inestabilidad emocional, pérdida de la concentración, apatía, etc. Estos desórdenes inciden en la probabilidad de que el individuo provoque o sufra accidentes o lesiones. Por todo lo anterior, debemos considerar al estrés como uno de los generadores de gran parte de patologías, lesiones y accidentes.