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25 de septiembre de 2013

El debate abierto sobre la telepatía

Desde hace tiempo se ha investigado la posibilidad de que los humanos sean capaces de "leer la mente". Sin embargo, hasta el momento, en ningún caso se ha podido demostrar que las personas puedan transferir pensamientos, ni siquiera simples. Sin embargo, muchas personas siguen creyendo en este poder y otras afirman tener esa capacidad. Lo que sucede es que la mente humana cuenta con otros instrumentos sutiles, que pueden confundirse con la capacidad de leer la mente. Entre estos instrumentos, sin duda el más evidente es la intuición. La intuición es la capacidad mental de abstraer una idea a partir de los datos extraídos del entorno, incluso de forma inconsciente. Es una función que cuenta con gran autonomía durante el proceso, por ese motivo, las conclusiones extraídas pueden ser atribuidas erróneamente a poderes telepáticos. Tampoco es desdeñable el papel de los mensajeros químicos, como las feromonas, que pueden transmitir información básica entre dos individuos separados por una distancia discreta. Sin embargo, estos mensajes serían extremadamente simples, y solo servirían para inducir estados de agresividad, relajación, euforia, miedo, excitación sexual y otros.
Pese a lo dicho, no se puede descartar completamente la posibilidad de que en algún momento pueda existir fenómenos telepáticos, porque hay algo insoslayable y es que el cerebro es un productor de ondas excepcional. Esto es algo completamente demostrado e irrefutable. Que sea capaz de recibir esas ondas e interpretarlas es algo distinto, no demostrado, pero no por ello absurdo.

16 de septiembre de 2013

Método de relajación exprés

Aunque las palabras 'relajación' y 'exprés' constituyan una antítesis, hay veces que el ritmo de vida no permite dedicar a las actividades de introspección el tiempo necesario. El objetivo de esta entrada es proporcionar un método de reconstitución rápido para aliviar las tensiones de la vida cotidiana.
Este método sirve para aquellas situaciones en las que no disponemos de suficiente tiempo para relajarnos y estamos sometidos a una importante de carga emocional, como en el trabajo, en clase, en una reunión familiar o en una exposición pública. En cualquiera de esas situaciones se puede encontrar unos minutos, o siquiera unos segundos, para apartarnos del resto de la gente y encontrar un respiro de paz. En estas circunstancias debemos cerrar los ojos, relajar brazos y piernas, flexionar ligeramente las rodillas e inspirar y expirar lentamente, tantas veces como podamos. A la vez, debemos hacer giros con los hombros de tal forma que notemos un cosquilleo por la espalda.
Este método apenas nos sustrae unos pocos minutos, incluso segundos, y es muy efectivo. La clave de su éxito radica en nuestro pasado evolutivo. Cuando nuestros antepasados se enfrentaban a amenazas entraban en una situación de estrés, que los preparaba para luchar o huir. Cuando hoy nos enfrentamos a situaciones adversas reproducimos esa situación, aunque no esté en riesgo nuestra vida. Para alejar ese estado se debe reproducir la situación contraria, que es hacer aquello que hacían nuestros ancestros cuando no se encontraban amenazados, como cerrar los ojos, respirar lentamente, beber agua o sentarnos plácidamente. Todas estas situaciones informan a nuestra mente de que no hay peligro en el entorno y que puede bajar la guardia. Mediante la práctica podemos mejorar el tiempo que tardamos en relajarnos y el tiempo dedicado a este ejercicio.