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17 de diciembre de 2009

Kharma, la Ley de la Atracción



Entrega aquello que deseas te sea entregado, el Kharma hará que te llegue a ti. Kharma es la ley de causa y efecto, también conocida como Ley de la atracción o de acción reacción. La Tercera Ley de Newton dice que toda acción tiene una reacción igual y opuesta. El Kharma dice que las acciones humanas tienen reacciones iguales y en sentido opuesto. Es decir, todas nuestras acciones nos son devueltas en la misma medida. La violencia engendra violencia; la generosidad, generosidad; el egoísmo, egoísmo, etc. Lo más importante de esta ley es que no se trata de una interpretación humana de carácter místico sino de una ley física que se manifiesta en la conducta humana, pero también en la dinámica de objetos, en el movimiento de cuerpos astrales o en la física de partículas. Los seres humanos, como parte del Universo, integramos esta ley en nuestra conducta anhelando un equilibrio que se manifiesta en el sentido innato de justicia, de gratitud, o de sed de venganza. Con todo ello, buscamos devolver lo que nuestro entorno nos ha dado. El flujo de retorno no tiene porque ser directo; algunas acciones no son devueltas ni directa ni inmediatamente, sino indirectamente y transcurrido el tiempo. Pero al final, el equilibrio siempre es alcanzado. Por tanto, cuando tengas sed de venganza, no la busques, porque llegará sola; cuando busques felicidad, haz que los demás sean felices; cuando busques generosidad, sé generoso.

3 de diciembre de 2009

Autohipnosis y programación mental


La hipnosis es uno de los estados alterados de la consciencia que nuestra mente es capaz de experimentar mediante técnicas externas o internas. Cuando la hipnosis es alcanzada por el propio individuo, sin mediación externa, hablamos de autohipnosis. Si bien, cabe reseñar que esta técnica no alcanza la profundidad mental de la hipnosis inducida por un hipnotizador. Mediante la técnica de autohipnosis se puede alcanzar un estado de extrema sensibilización hacia los datos o instrucciones introducidos durante dicho estado. La práctica permite reducir el tiempo preciso para alcanzar el estado hipnótico facilitando la asimilación de instrucciones en lapsos progresivamente más breves. Para alcanzar el estado de autohipnosis es preciso encontrar un lugar silencioso, oscuro y agradable, además de elegir un momento adecuado en el que no se tenga que atender asuntos pendientes o estímulos externos. Una vez adoptada una posición relajada, con los ojos cerrados y envueltos en el silencio, se procede a relajar el cuerpo parte por parte. Normalmente se empieza por el extremo inferior, por los dedos de los pies, y se va subiendo hasta llegar a la cabeza. La forma idónea para relajar cada parte del cuerpo consiste en mantenerla absolutamente inmóvil hasta dudar de su propia existencia. Se trata de una desconexión mente-cuerpo voluntaria con la finalidad de concentrar toda la energía mental en procesos internos sin la interferencia de estímulos sensoriales o corporales. Si se ejecuta adecuadamente el proceso, alcanzaremos un estado similar al de la ingravidez pues no sentiremos ni el cuerpo ni el entorno físico en el que nos encontremos. Será ese momento el idóneo para reflexionar y programar nuestra mente. ¿Qué queremos hacer en el futuro? ¿Quién queremos ser? ¿Cómo podemos superar algún obstáculo? Todas las instrucciones que nos dictemos en ese estado serán asimiladas con una facilidad asombrosa. Las únicas limitaciones de esta técnica están en la propia posibilidad real de lo elegido y en la voluntad de quien lo practica. Al comprobar los resultados, tendremos la sensación de haber experimentado una premonición, de haber visto el futuro, pues los resultados serán los programados en la sesión de hipnosis. La autohipnosis es, en fin, una técnica de programación mental, de programación de nuestro futuro que nos puede servir para aprobar un examen oral, aprender a conducir, modificar nuestra memoria, superar habilidades físicas. En definitiva elegir qué queremos hacer en el futuro y cómo queremos llegar a ser.