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23 de septiembre de 2014

Por qué es tan importante la actividad mental en la prevención de enfermedades

La actividad mental obliga a las neuronas a conseguir nutrientes, del mismo modo que actúan las células musculares cuando realizan actividad física. Las neuronas sometidas a actividad mental atraen las dendritas de otras neuronas, para establecer conexiones sinápticas. Mientras, las neuronas sin actividad apenas establecen estos contactos neuronales. A lo largo del axón neuronal tienen unas zonas, conocidas como yemas, que tienen la potencialidad de alumbrar nuevas ramificaciones para establecer contactos con otras neuronas. Cuando otras neuronas entran en contacto con ellas, se desarrollan y dan lugar a nuevos contactos sinápticos. En todo este proceso hay un gran consumo energético y, de forma paralela, se produce síntesis proteica para construir las nuevas ramificaciones dendríticas.
Como se puede deducir, cuanta mayor es la actividad mental, mayor es la construcción de conexiones sinápticas. Por tanto, mayor es la capacidad del cerebro de soportar daños neurológicos o degenerativos. Al igual que un árbol dotado de buenas raíces resistirá la dureza del entorno mejor que otro sin esas raíces, con las neuronas sucede algo similar. Si un trauma físico o psíquico destruye parte de nuestras conexiones neuronales, tendremos mayores probabilidades de superarlo si estamos dotados de una ingente cantidad de conexiones sinápticas.
Las amenazas a nuestra salud mental son de lo más variada: drogas, depresión, estrés, alcohol, contaminación, fármacos, obesidad, trastornos degenerativos, enfermedades hereditarias, etc. Sea cual sea la amenaza a la integridad de nuestra psique, cuanta más gimnasia cerebral practiquemos, mayor fortaleza tendrá el cerebro para resistir la agresión y superarla.