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16 de diciembre de 2010

Panteísmo, Dios es todo




Llamamos panteísmo a la corriente de creencias que considera que todo cuanto existe es Dios, que Dios y Universo son lo mismo. Es decir, el tiempo, el espacio, la materia y la energía, todo es Dios. Por tanto, nosotros, los seres humanos sólo somos una pequeña parte de Dios. Esta forma de interpretar la realidad tiene una gran relevancia porque nos da pautas de qué lugar ocupamos en el Universo y de qué relación tenemos con el Creador. Si formamos parte de una realidad superior queda claro que debemos trabajar para llevar a cabo la función que tenemos dentro de esa realidad. Esto viene a ser similar a la función que cumplen nuestras células dentro de nuestro cuerpo. Todas tienen una función aunque ninguna es en singular imprescindible. Las células que se revuelven contra el sistema, como las tumorales, son eliminadas por sus defensas mientras que las células más útiles, como las neuronas, tienen vidas más longevas.
Queda la pregunta de cómo saber cuál es nuestra función dentro del Sistema-Dios-Universo. Para conocer su respuesta solo tenemos que observar el fluir de los ciclos naturales, realizar una abstracción del mecanismo que gobierna todo el Universo. Gracias a las nuevas tecnologías disponemos de instrumentos que nos permiten observar en directo el latir del Universo. Gracias a los documentales que recrean la evolución del Cosmos podemos contemplar la coreografía que describen las Galaxias, las estrellas, los planetas. Estamos asistiendo a un momento transcendente en la comprensión del Todo.
Si queremos encontrar nuestro lugar en el Universo, debemos dejar fluir las fuerzas de la naturaleza. Comenzar por nuestro entorno próximo y sumar fuerzas, nunca restarlas. Si nadamos en solitario contra corriente seremos arrastrados. Somos administradores de la corriente energética universal. Debemos canalizar, aprovechar, controlar o dosificar esa corriente de energía, pero nunca luchar contra ella. Es la fuerza que todo lo puede. Nuestra libertad nos permite oponernos a ella de forma momentánea, pero siempre con consecuencias negativas. Podemos canalizar o regular el curso de un río, pero si intentamos bloquearlo, su fuerza nos arrollará de forma inexorable. Imagina el Universo-Dios como el mecanismo de un reloj descomunal, con todas sus piezas girando coordinadamente en una perfecta armonía de movimiento en el espacio y el tiempo. En una diminuta rueda dentada, en lo más profundo de su estructura, unos pequeños seres tienen como misión engrasar y revisar esa pieza para que su movimiento sea armónico y fluido.

25 de noviembre de 2010

El poder del aprendizaje



Nuestras neuronas se configuran como un mapa tridimensional de millones de luces que se encienden y se apagan con cada recuerdo, cada acción, cada sensación. Una misma neurona está conectada con miles de neuronas y participa en múltiples procesos mentales distintos entre sí. La localización de una capacidad u otra no obedece tanto a una posición en el cerebro como a la distinta configuración en la activación de las neuronas. Es decir; cada recuerdo o experiencia enciende las neuronas de una forma diferente, en una combinación distinta de las mismas neuronas.
A través de su único axón, cada neurona envía las señales nerviosas que le llegan a través de sus muchas dendritas, en un diálogo veloz e incomprensible desde fuera. Las neuronas tienen la potencialidad de desarrollar nuevas dendritas, para lo cual es necesario que la neurona muestre actividad. Cuando una neurona se activa con frecuencia, recibe nutrientes necesarios para generar nuevas ramificaciones dendríticas que le servirán para estar conectada con otras neuronas y aumentar su actividad. Esta es la clave del aprendizaje, la actividad desarrolla el órgano y el órgano desarrollado facilita el aumento de la actividad. Cuando escuchamos que el hombre solo emplea el diez por ciento de su capacidad cerebral no se refiere a que existan neuronas sin actividad, sino a que esas neuronas no han desarrollado el máximo potencial de creación de conexiones sinápticas con otras neuronas, por falta de estímulos adecuados.
Si la memoria consiste en la aprehensión de experiencias pasadas que pueden ser reproducidas mentalmente con posterioridad, el aprendizaje es la capacidad de aprehender experiencias físicas y mentales que nos dotan de nuevas capacidades. Por tanto, el aprendizaje añade a la memoria la capacidad de operar en el plano físico y no se limita a eventos mentales. Cuando adquirimos la capacidad de conducir un vehículo, de hablar otro idioma, de controlar un programa informático, de tocar un instrumento musical o de dominar un nuevo oficio, estamos hablando de aprendizaje.
El hombre debe su éxito evolutivo a la capacidad de aprender, de la misma forma que otras especies se lo deben a su alta capacidad reproductiva, a su ferocidad o a su resistencia a las condiciones del entorno. Al contrario que otras especies, el hombre nace limitado en su capacidad de supervivencia, si no fuera por lo que aprende a lo largo de su vida, sería una presa fácil del medio en que vive. Pero gracias a la capacidad de adquirir conocimientos y habilidades somos capaces de adaptarnos al entorno e incluso de modificarlo para adecuarlo a nuestros intereses. Un cerebro sano es un cerebro activo, bien nutrido y expuesto a experiencias diversas.

16 de noviembre de 2010

Los Estados de derecho



Los Estados son el sistema nervioso de las naciones de todo el mundo. Son una evolución de las ancestrales estructuras de poder en las sociedades tribales. Surgieron por distintos motivos en partes tan distantes y tan distintas del mundo como el valle del Indo, el delta del Nilo, en tierras de la actual China o en las estribaciones andinas. Los motivos por los que las sociedades adquieren el compromiso de mantener un Estado pueden ser tan diversos como gestionar una cuenca fluvial o presentar un frente unido ante un enemigo común, pero en general se puede afirmar que surgen como respuesta a una situación crítica vivida por varias comunidades, frente a la cual tienen mayores posibilidades de supervivencia si se unen bajo una autoridad común. Esa autoridad puede evolucionar hacia distintas formas de poder, desde la tiranía a la democracia, pero en todo caso nace de la necesidad de las comunidades de regularse por un árbitro al que consideren superior e imparcial.
Decimos que los Estados son el sistema nervioso de las naciones, pues ellos las regulan, controlan y representan. Mediante sus aparatos de poder, sustentados en empleados públicos, obtienen información de cada rincón del territorio que controlan, de ellos obtienen su sustento en forma de impuestos y hacia ellos devuelve su acción en forma de servicios como la sanidad o la seguridad.
Los Estados están formados por personas, pero trascienden a las personas. Constituyen la estructura de poder creada por la sociedad y mantenida por los propios ocupantes del poder estatal, pero las personas que ocupan esos nichos de poder entran y salen, mientras la estructura se mantiene en el tiempo.
Allí donde no llegan los tentáculos del poder del estado surgen estructuras que compiten contra él bajo formas no legítimas como las mafias o las fuerzas revolucionarias, que se erigen en auténticos Estados paralelos con sus parcelas de poder territorial. 
Es fácil confundir el concepto de Estado con el de nación. El Estado está formado por el conjunto de instituciones públicas que regulan la nación, como las fuerzas armadas, el parlamento, el gobierno o el sistema judicial. Mientras que la nación se compone del territorio jurídico que representa el estado y de todas las personas, empresas, asociaciones, símbolos, etc. que están adscritos a ese estado.

4 de noviembre de 2010

El G-20 y el nuevo poder mundial

El grupo de los países más industrializados y de los emergentes, conocido como G-20, se formó en 1999, concentra dos tercios de la población mundial y el 85 % del producto interior bruto.
Está formado por las potencias que fueron hegemónicas durante la segunda mitad del siglo XX que formaron el antiguo G-7: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá. A éstas se sumó Rusia en 1997, una vez dejada atrás la Guerra Fría y las subsiguientes suspicacias, dando lugar al G-8. Finalmente el G-20 integra a estas ocho potencias a la Unión Europea en su conjunto y a once potencias emergentes: China, India, Brasil, México, Argentina, Sudáfrica, Arabia Saudí, Corea del Sur, Indonesia, Australia y Turquía. Durante una década el G-20 convivió con otros foros menos representativos como el G-14 o el mencionado G-8, hasta que en 2009 este grupo los desplazó definitivamente debido al incesante auge de las potencias emergentes.
Este grupo está considerado un foro de cooperación en asuntos relativos al sistema financiero internacional y las decisiones que adopta tienen repercusión en todo el mundo, si bien no es fácil que alcancen el consenso debido a los enormes intereses divergentes que mueven a unas y otras potencias. No obstante será este grupo el que dé pasos para prevenir futuras crisis financieras, para suprimir o limitar la acción de los paraísos fiscales o para erradicar la opacidad financiera que ampara al fraude fiscal, cuando no a las fortunas derivadas del crimen organizado. Ya se han dado pasos en esta dirección, si bien, aún discretos.
Aunque se le puede criticar su carencia democrática por no estar representados todos los países del mundo, su formación constituye un gran paso adelante respecto a otros foros, pues incluye a las potencias emergentes con sus enormes poblaciones y a otros países que se erigen en portavoces de otras zonas del mundo. De este modo, Turquía puede actuar como portavoz de Oriente Próximo, Arabia Saudí del mundo árabe, México de Centroamérica, Indonesia del sudeste asiático, etc.
Cabe esperar que en el futuro las zonas menos representadas en el G-20, especialmente África, aumenten su poder y su representación en este tipo de foros, dando lugar a grupos más numerosos y más democráticos pero, no obstante, el mencionado aumento en el número de voces representa un gran paso adelante y se erige en la esperanza de que todo el mundo esté representado algún día, que se equilibren los poderes y se reparta la riqueza de forma más equitativa a como lo está en el presente.

19 de octubre de 2010

Cumplir los deseos



Si entendemos como deseos aquellas experiencias que queremos alcanzar, no nos queda más remedio que asegurar que pasamos la vida teniendo deseos. Unas veces alcanzamos esos deseos mientras que otras vemos cómo se frustran. Antes de preguntarnos por qué no alcanzamos nuestros deseos tal vez debamos comenzar por saber qué son.
Los deseos responden a necesidades instaladas en nuestra mente mediante distintas vías. Los deseos más primordiales tienen una base biológica innata regulada genéticamente y difícil de controlar, regulan instintos como el sexo y la alimentación, son los más intensos, los más comunes y los primeros que fueron adquiridos evolutivamente por nuestra especie. Sobre esta base se asienta el siguiente conjunto de deseos que se relacionan con la evolución de la socialización y el consecuente desarrollo del sistema límbico. Estos deseos, como el de la procreación o la aceptación social, regulan las conductas emocionales y tienen como objetivo el lograr la cohesión y la supervivencia grupal. Por último, en una tercera categoría encontramos los deseos intelectuales, surgidos al albor de la evolución del neocórtex, entre los que se encuentra el deseo de saber quién nos ha creado, qué es la vida o qué es el ser humano.
Ahora podemos preguntarnos por qué no alcanzamos todos los deseos que nos proponemos. Lo más probable es que estemos confundiendo deseos con simples caprichos o apetencias frívolas; esto es, querer algo sin pensar en las consecuencias que conllevaría alcanzarlo. Los deseos son profundos, permanentes e incuestionables. Cuando deseamos algo de verdad somos capaces de renunciar a todo lo demás por ello. Si, en cambio, descubrimos que no estamos dispuestos a todo, tal vez no se trate de un deseo de verdad sino de un capricho pasajero. Por ejemplo, tal vez hayas pensado alguna vez que querrías tener grandes cantidades de dinero, pero ¿querrías renunciar a la vida que llevas, dejarlo todo y rodearte de medidas de seguridad y de nuevos amigos deseosos de compartir tu dicha?
Los deseos los jerarquizamos consciente o inconscientemente y vamos cumpliendo aquellos que situamos en primer lugar. Si uno de nuestros deseos no se cumple, tal vez sea porque otro deseo más importante está interfiriendo en él. Por ejemplo, no podemos desear ser deportistas de elite y desear a la vez no tener ninguna lesión. Tendremos que elegir qué es lo que queremos de verdad, por encima de todo. Todo aquello que deseamos de verdad es realizable y todo lo realizable es susceptible de ser deseado, por tanto todos nuestros deseos se pueden cumplir. Si aprendemos estas sencillas pautas seremos capaces de alcanzar todos nuestros deseos sin límite alguno, pues los deseos forman parte de nuestra naturaleza humana y son las luces que guían nuestro camino.

29 de septiembre de 2010

Alcanzar el autocontrol

Cuando vemos a personas que explotan en estentóreas carcajadas, que rompen a llorar desconsoladamente por minucias o que pierden los nervios en un brote de ira por el menor contratiempo, estamos contemplando a personas que carecen de control emocional. Suelen producir cierta estupefacción al verlas y finalmente rechazo, porque no tienen reacciones consideradas como normales sino exabruptos descontrolados e impredecibles. Estas personas no han recibido una educación emocional adecuada durante la infancia y adolescencia y ahora se encuentran a merced de sus emociones. La mayor parte de las personas reciben esta educación durante la infancia, de forma natural en el proceso de enculturación por las familias fundamentalmente, pero no todas las personas corren la misma suerte.
Las emociones, como el miedo, la ira, la alegría o la tristeza, son un aspecto fundamental de nuestra psique, fruto de la evolución, que nos ayuda a sobrevivir y a desenvolvernos por el mundo, nos guían a la hora de tomar decisiones de todo tipo. Sin ellas seríamos una especie de máquinas inexpresivas carentes de sentido en la vida. Gracias a las emociones se produce el cuidado de los descendientes, la socialización, los avisos de peligro o la protección de la comunidad. Pero estas emociones necesitan de un control racional, necesitan que la mente consciente las desconecte una vez que han encendido la alarma. De lo contrario las personas se encuentran en poder de las emociones y se comportan de forma irracional.
Para abordar el control consciente de las emociones hay que sumergirse en un proceso de introspección y de comparación social. Debemos preguntarnos si nuestras reacciones son normales en nuestro entorno, si los que nos rodean tienen esas mismas reacciones. Una buena forma consiste en grabarse en vídeo y observar esas imágenes. Una vez detectadas esas expresiones descontroladas es preciso asignar una reacción adecuada y comedida de forma mental; es decir, hay que recrear la imagen de uno mismo teniendo la reacción adecuada y sintiéndose bien con uno mismo por haber sabido reaccionar de forma controlada. Nuestros pensamientos son activos y engendran conductas, por eso debemos recurrir a ellos para modificar nuestro comportamiento en el futuro.
El descontrol emocional no atiende a si esas emociones son percibidas como positivas o negativas. Es fácil reconocer a una persona descontrolada cuando tiene un brote de ira, pero no tanto cuando prorrumpe en carcajadas. Es preciso controlar tanto unas como otras, pues todas son indicadoras de que no existe autocontrol. Para llevar una vida plena hay que tener a las emociones domesticadas para que nos guíen por el mundo pero sin estar sometidos a sus irracionales designios, haciendo que nuestra mente racional se imponga sobre ellas.

22 de septiembre de 2010

El misterio del Azar

Antes de que los dados abandonen la mano del jugador ya está determinada la posición en que van a caer. Podríamos decir que los dados lo saben, pero nosotros no. Entonces, ¿cabe hablar de sucesos aleatorios o es mejor hacerlo de sucesos aleatorios para el ser humano? Todo final tiene un principio y toda consecuencia tiene su causa correspondiente y única. Por tanto, la casualidad en sí misma no es más que una demostración de nuestra incapacidad para relacionar causas y consecuencias. En la búsqueda de esas causas se afana la superstición con mejor o peor acierto. También lo hace la ciencia pero aún está en pañales para demostrar el origen de determinados eventos complejos.
Todos los eventos tienen una explicación lógica, una causa que le da origen. El azar aglutina todos los sucesos cuyo origen nos es imposible de predecir, pero ello no implica que no tenga una causa lógica.
Para aumentar la frecuencia de aparición de un fenómeno arbitrario para nosotros, lo mejor que podemos hacer es concentrar nuestro pensamiento en el resultado final, pues sólo así tendremos algún grado de control sobre su resultado. Imaginar una consecuencia es la mejor forma de inducir las causas que la originan. Tal vez no podamos colocar los dados en nuestra mano de forma consciente para que caigan en una determinada posición, pero sí podremos imaginar que caen en esa posición, y tal vez veamos que empiezan a aparecer los resultados deseados.

27 de agosto de 2010

Espacio tiempo

Cuando observamos imágenes recogidas por telescopios, como el Hubble, de galaxias lejanas o de otros cuerpos más exóticos del Universo sabemos que estamos observando objetos extremadamente lejanos de nosotros, tanto como que la galaxia Andrómeda, la más cercana de las grandes, se encuentra a dos millones y medio de años luz; lo que traducido a kilómetros viene a ser cincuenta y nueve trillones de kilómetros (59.125.000.000.000.000.000 Km). La nave más rápida de La Tierra tardaría más de 9.000.000.000 años en alcanzarla suponiendo que fuera capaz de viajar en línea recta manteniendo la velocidad constante y sin encontrar obstáculos. Algo que por ahora, qué duda cabe, queda fuera del alcance de nuestra tecnología.
Sin embargo, además de estar contemplando un objeto lejano en la distancia, también lo estamos observando lejano en el tiempo. Cuando observamos a Andrómeda la vemos como era hace dos millones y medio de años, cuando por la Tierra caminaba el Homo Habilis. Estamos observando el pasado del Universo. Pero a escala universal la luz de Andrómeda salió hace apenas un instante. Algún cuásar, los objetos detectados más lejanos en el espacio y el tiempo, se encuentra a 13.000 millones de años luz, cinco mil veces más lejos que Andrómeda. Cuando su luz partió hacia nuestra Galaxia el Universo acababa de salir del cascarón. Por tanto, observar el Universo es observar la mayor obra de grabación de nuestro pasado. Esos singulares objetos, los cuásares (objetos cuasi-estelares) hoy ya no existen. Lo más probable es que hayan evolucionado hacia formas parecidas a las galaxias de nuestro entorno o que hayan sido fagocitados por otros cuerpos, pero en todo caso hace demasiado tiempo que dejaron de ser como los observamos con nuestros artificios tecnológicos.
Queda, por último, una interesante reflexión: la luz que recibimos desde todo el espacio nos indica que todos estos objetos están alejándose de nosotros. Pero si esa luz partió hace tanto tiempo, ¿podemos asegurar que en el presente siguen alejándose también?

21 de julio de 2010

La evolución de la consciencia



Aún no se conoce con exactitud cómo los procesos neuronales dan lugar a la consciencia; sin embargo, sí conocemos los efectos que produce esta facultad mental. Podemos definir la consciencia como la capacidad de recrear una imagen de la realidad en nuestra mente. Con la evolución, esa imagen integrará mayor riqueza de detalles, será más amplia en el espacio y más prolongada en el tiempo. Ser consciente del paso del tiempo significa que somos capaces de formar una imagen sobre el tiempo en nuestra mente. Ser conscientes del Universo consiste en formar una imagen suya en nuestra mente.
Todos los animales dotados de sistema nervioso, aún en sus estadios más primarios, están capacitados para reaccionar ante estímulos externos o internos. Los individuos de especies menos evolucionadas tienen un repertorio conductual muy básico y orientado hacia las dos funciones primordiales que son el instinto de supervivencia del individuo y el de supervivencia de la especie. El primero de estos instintos le obliga a conseguir alimento de forma periódica, a defenderse o huir de las agresiones y a protegerse de las adversidades ambientales. El otro instinto le orienta hacia la reproducción. Estas especies, como pueden ser los reptiles o los peces, tienen una percepción de la realidad muy reducida y se limita a aquello que afecta a los mencionados instintos. Se puede afirmar que su limitada realidad se reduce a sí mismos.
Conforme avanzamos en la evolución cerebral, nos encontramos con las aves y los mamíferos, los cuales son capaces de reproducir repertorios conductuales aprendidos, registrados en la memoria y que le sirven no sólo para sobrevivir y reproducirse sino también para proteger a otros individuos de su entorno, normalmente emparentados directamente. El universo de la realidad en estas especies es sustancialmente superior a las especies anteriores. Al incluir en su realidad a los compañeros de clan, tribu o familia, estas especies cuentan con una consciencia incipiente en la que se deben posicionar frente a los otros individuos.
Finalmente, el cerebro humano de un adulto es capaz de incluir en su realidad mucho más que a los compañeros de tribu o al entorno próximo. Desde los albores de la historia, el hombre se ha preguntado por las estrellas, por el sentido de nuestra existencia, sobre la posibilidad de un Creador o sobre las leyes que rigen el Universo. Y todo ello sin renunciar a las estructuras cerebrales herederas de nuestros ancestros, que nos garantizan la supervivencia y la convivencia con nuestros congéneres.
Por tanto, tenemos un cerebro complejo que integra las funciones de consciencia de individuo, de sociedad y universal. Si bien, todo es cierto, aún queda por desarrollar esta última faceta para comprender y asimilar las leyes que gobiernan el Universo. Estamos invirtiendo ingentes cantidades de energía en ampliar nuestra capacidad de observación del Universo cuando ello no nos va a garantizar su comprensión. Mientras, podríamos emplear similares esfuerzos en comprender el Universo próximo, pues de las leyes cercanas podemos extraer leyes para comprender las más lejanas. No se trata, pues, de un desarrollo desenfrenado en la capacidad de exploración hacia el exterior, sino en la capacidad de introspección.

10 de julio de 2010

Las claves de la visualización



Al recrear escenas en la mente, la visualización es unos de los más poderosos instrumentos que tenemos para programar nuestro futuro. Nuestro mundo del presente se ha convertido en un mundo logocrático, donde las palabras parecen tener todo el protagonismo y las imágenes se han quedado relegadas al mundo onírico. Cierto es que las palabras son capaces de estimular sensaciones y respuestas mentales, pero más cierto es que las imágenes están dotadas de una enorme capacidad para configurar nuestro presente y nuestro futuro a modo de guías.
De forma inconsciente, muchas personas emplean la visualización sin darse cuenta cuando, por ejemplo, piensan en cómo disfrutarán las vacaciones, lo terrible que sería tener un accidente o qué se sentiría practicando deporte de riesgo. Pero esos brotes espontáneos no son sino una menudencia al lado de lo que supone la visualización activa y consciente. Ya se ha tratado abundantemente en otras entradas (Autohipnosis, Guía conductual, Sensaciones) la forma de trabajar la visualización. Si se hace de forma adecuada, esas imágenes tendrán un carácter similar a los recuerdos. El sujeto actúa como protagonista de una acción determinada, que vendrá acompañada de sensaciones positivas o negativas en función de las imágenes. Serán esas sensaciones las que guíen nuestro futuro. Nuestra conducta quedará marcada por esas sensaciones y evitará volver a enfrentarse a las sensaciones negativas experimentadas en la visualización, mientras que buscará las experiencias positivas vividas mediante la visualización.

15 de junio de 2010

Teorías de la conspiración



Las hay de todos los colores, sabores y olores. Desde las que defienden que la llegada del hombre a La Luna es un montaje hasta aquellas que sostienen que hay un gobierno mundial en la sombra que quiere esclavizar a todo el mundo, convertirlo en una suerte de robots, con microchips implantados. Las teorías de la conspiración, muchas de ellas contradictorias entre sí, suelen formarse en torno acontecimientos de gran impacto histórico como magnicidios, atentados de gran repercusión, grandes logros científicos o cualquier fenómeno de origen incierto. No entraremos a tratar de descifrar su veracidad o su falsedad, pues algunos episodios pueden permanecer opacos durante décadas, aunque sí barruntamos que algunos de sus postulados sí pueden ser ciertos, mas no por ello otorgan autenticidad a la teoría en su conjunto. Lo que sí veremos son algunos aspectos sobre los motivos de su origen y la facilidad que tienen para ser propagados.
Normalmente, las teorías de la conspiración suelen partir de fenómenos transcendentes, que cambian de alguna forma el curso de la historia pero cuyos detalles no son percibidos directamente por el gran público. Suelen basarse en postulados racionales creíbles, aunque normalmente falsos, capaces de desafiar a la realidad. 
Pero aún falta un ingrediente más para formarse estas teorías y es que las personas no dispongan de información de primera mano; es decir, que no puedan ver con sus propios ojos la realidad que se les presenta como cierta.
Pongamos como ejemplo la teoría de la conspiración sobre la falsa llegada del hombre a La Luna. Fue un fenómeno que cambió el equilibrio de poder simbólico entre el bloque occidental y el bloque soviético a favor del primero. Además fue un logro científico de primer orden. Esos son ingredientes indispensables para que la mente humana se dispare y se cuestione si todo aquello es cierto. A priori, la versión de que todo fue una especie de videoclip grabado en el desierto, parece más asequible para la mente humana, por ello, quienes no viven directamente el episodio dudan de su veracidad.
Estas teorías cuentan con gran respaldo si tras ellas se posicionan personas con algún tipo de prestigio o experiencia académica y encuentran su caldo de cultivo entre personas inteligentes, curiosas, ávidas de conocer la realidad y que por distintos motivos no tienen acceso a la información científica o histórica formal y encuentran el alivio a sus incertidumbres en estas teorías falsas pero racionalmente bien construidas. Podríamos añadir algún ingrediente extra a esta receta. Uno es la tendencia del hombre a hacerse con información que nadie posee y disponer de ella antes que el común, lo cual puede llevar a muchos a difundir una noticia dándola por válida con tal de ser el primero en hacerlo. Otro ingrediente más suele ser el tener personas influyentes en el entorno que dan crédito a estas teorías, lo cual hará que cobren mayor relevancia. Y por último, lo que en psicología se llama Sesgo de Confirmación, que no es otra cosa que la tendencia a buscar sólo aquella información que confirma lo que creemos saber y a rechazar aquella otra que la refuta.
Para terminar, cabe una última reflexión. ¿Tienen alguna utilidad las teorías de la conspiración? Aparte de enriquecer a algunos autores vendiendo sus postulados en forma de literatura o documentales, se puede extraer una parte positiva de todo este entramado de teorías y es que constituyen un elemento de presión a favor de que la información fluya desde los centros de poder hasta el público general. La gente quiere saber la verdad y no está dispuesta a que quede en manos de unos pocos privilegiados, por tanto, si quedan detalles ocultos de la realidad deben ser sacados a la luz por aquellos que disponen de la información cierta.

19 de mayo de 2010

El poder de la mente



La evolución ha dotado al ser humano de un cerebro que se distancia considerablemente en capacidad de sus más inmediatos parientes evolutivos. En ese periplo evolutivo ha ido integrando las estructuras de sus antepasados reptiles y mamíferos, añadiéndole nuevas estructuras superiores con capacidades impensables en otras especies. Tal es el poder de esta herramienta biológica que casi nadie llega a explotar sus posibilidades reales en una proporción significativa. La cualidad fundamental que lo diferencia de los cerebros de los demás animales superiores es la capacidad de concebir el futuro. Los demás animales viven anclados en el presente (reptiles y peces) o en el presente y el pasado (mamíferos), el futuro simplemente no existe para ellos. Todo lo que nos hace humanos se lo debemos al neocórtex, la estructura superior del cerebro, la más evolucionada, la última en incorporarse a nuestro cerebro. La tecnología, el lenguaje, la estructura social, todo se lo debemos a esa parte de nuestro cerebro. La clave está en que esa parte de nuestro cerebro es volitiva y capaz de planear el futuro o simularlo mentalmente antes de operar, lo cual nos brinda una importante ventaja adaptativa frente a otras especies privadas de esta capacidad.
Sin embargo, ya hemos dicho que esa capacidad apenas se explota en una mínima parte, porque las sociedades en que vivimos exigen escasas capacidades intelectuales para sobrevivir y llevar una vida aceptable y satisfactoria. No obstante, unas personas saben explotar mayor potencial a su cerebro que otras. Unas personas derrochan todo cuanto de valor poseen por no saber programarse una vida plena, mientras que otras saben emplear su potencial para evolucionar socialmente aunque hayan partido de una posición humilde. 
Algunas teorías sugieren que el simple pensamiento es capaz de engendrar el cambio; es decir, que imaginar una situación determinada trae como consecuencia esa situación. Este extremo resulta incompleto, pues no explicaría por qué los sueños de tantas personas no se llegan a materializa jamás. ¿Qué falta? Sencillamente falta el elemento de acción. Si las teorías antes mencionadas hablan de una secuencia “Pensamiento-efecto”, en realidad habría que hablar de la secuencia “Pensamiento-acción-efecto”. Este extremo está disponible para todo el mundo que quiera ponerlo en práctica. Pueden pensar en cómo hacer algo que desean, y si ese deseo es verdadero e intenso, tanto como para que ningún otro deseo se le oponga, sólo tendrá que ponerse en acción y descubrir que es capaz de satisfacer ese deseo.
De todo lo anterior se infiere que es un proceso relativamente sencillo, entonces ¿Por qué no todo el mundo es capaz de seguir estos pasos? La respuesta se encuentra en ellos mismos, en su incapacidad para programarse sueños, en su pereza para detenerse siquiera a pensar, en creer que el destino les va a ser favorable sin su mediación activa o en su simple infravaloración. Todo ello, claro está, conduce a que esa infravaloración termine por ser una apreciación acertada con el tiempo.
Si somos capaces de sumar fuerzas y lograr que otros individuos participen con sus mentes en el mismo deseo que el nuestro estaremos en posición de cambiar el mundo y las posibilidades serán simplemente ilimitadas. La conjunción de miles de mentes unidas por un mismo deseo serán tan poderosas que no habrá otra fuerza que se le oponga.

8 de mayo de 2010

Energía oscura

Las galaxias se alejan unas de otras empujadas por una forma extraña de energía, que tiene como resultado la expansión constante y acelerada del Universo. Esto resulta extraño en la medida en que las galaxias son descomunales centros gravitatorios, por lo que cabría esperar que todas se atrajeran entre sí y que contrajeran el Universo abocándolo hacia el colapso. Sin embargo, esto no se está produciendo de esta forma. Una energía invisible hace que las galaxias se alejen entre sí. Por tanto, tenemos grandes centros de poder gravitacional materializados en forma de galaxias, nebulosas o cúmulos galácticos, que concentran la materia por un lado. Y por otro, tenemos los espacios intergalácticos que son centros de dispersión de la materia, que alejan de sí mismos todo lo que tenga masa. Se cumple, pues la ley universal del equilibrio entre pares opuestos.
Todo parece indicar que la energía oscura existe desde la época del Big Bang y que funciona como una especie de factoría productora de materia. Que esta materia, recién salida del cascarón y dotada de masa, es atraída por los centros gravitacionales, iniciando así un largo viaje desde su nacimiento en los espacios intergalácticos a partir de la energía oscura y que terminará sus días en el agujero negro de alguna galaxia.
Durante largo tiempo, la ciencia se ha preguntado por qué la gravedad tenía un único signo, un único sentido, por qué actuaba siempre en forma de atracción y nunca de repulsión. La respuesta se encuentra fuera de nuestra galaxia. La energía oscura tiene la respuesta a esa pregunta y, con toda probabilidad, también a otra de mayor relevancia. ¿Por qué el tiempo se nos presenta de forma unidireccional?

19 de abril de 2010

Control del medio



Muchas especies animales modifican su entorno próximo para construir madrigueras o nidos en los que vivir, pero ninguna especie alcanza los niveles de alteración del entorno que alcanza el hombre. Comenzó cultivando plantas, domesticando animales o construyendo sus primeros cobijos dando lugar a la época conocida como neolítico, en la que la forma de vida nómada dio paso a la sedentaria con los primeros asentamientos fijos. Después hizo crecer las ciudades, las unió mediante caminos, conquistó los mares, aprovechó el agua dulce de los ríos, mediante la agricultura y la ganadería seleccionó las especies que debían reproducirse según sus intereses… Más tarde llegó la vorágine industrial que transformó el paisaje con descomunales urbes, autopistas, puentes, presas, rascacielos, factorías… Pero nada de esto parece suficiente. Ya se ha comenzado a ganar tierra al mar, a provocar lluvias, a conquistar el Sistema Solar… El futuro nos deparará magnos proyectos en la conquista del medio. Se unirá por tierra todos los continentes, se avanzará en la regulación de los fenómenos meteorológicos, en el control de seísmos, en la regulación de los océanos… Hasta ahora, el hombre ha reaccionado frentes a estos últimos aspectos de forma defensiva, tratando de minimizar sus efectos, adaptándose a ellos, pero en el futuro todos estos fenómenos pueden estar regulados por el hombre, de la misma forma que hoy lo están los cauces de los ríos. Hoy parece utópico pensar que algún día podamos programar las lluvias, canalizar la energía de un seísmo o modificar las corrientes oceánicas, pero el tiempo brinda la ocasión de conquistar lo imposible. Cualquier sueño pasado queda superado algún día, porque el hombre es un conquistador de sueños implacable.

19 de marzo de 2010

Ley del equilibrio

Cuando hablamos de equilibrio nos referimos a aquellas posiciones intermedias entre dos extremos. El equilibrio es uno de los aspectos más importantes del Universo en todas las escalas de medida, desde la microscópica a la macroscópica. Las partículas elementales mantienen relaciones de equilibrio mutuo entre velocidad y atracción para formar partículas compuestas. Los planetas mantienen un equilibrio entre velocidad y gravedad con su estrella. Si no existiera equilibrio, los planetas saldrían proyectados lejos del sistema solar o acabarían engullidos por el Sol. Lo mismo sucede con el Sol y las estrellas respecto del agujero negro que gobierna el centro de la Vía Láctea. Todos los cuerpos mantienen relaciones de equilibrio entre velocidad y gravedad. Del mismo modo, las estrellas son el producto de un equilibrio entre gravedad y energía nuclear de fusión. La gravedad tiende hacia el colapso de la materia, mientras que la energía nuclear tiende a la dispersión. La misma vida es un estado de equilibrio entre la materia y energía que adquirimos y la que exoneramos.
El mundo en que vivimos es el resultado de una inextricable maraña de fuerzas que guardan equilibrio entre sí para dar lugar a nuestra realidad. Por todo ello, nuestra vida se debe desenvolver manteniendo un constante equilibrio entre fuerzas antagonistas cuyos extremos siempre son nefastos. Cada vez que tengamos que elegir entre pares extremos, nuestra decisión siempre debe ir encaminada a establecer el equilibrio, ya se trate de riqueza pobreza, actividad inactividad, generosidad codicia, frío calor, delgadez obesidad, sacrificio recompensa, mente cuerpo, masculino femenino, ying yang, etc. Y es que ya decía Aristóteles que “En el término medio está la virtud”.

14 de enero de 2010

Fuentes de conocimiento

Las fuentes de conocimiento son los diversos recursos que podemos emplear para alcanzar la sabiduría, como las fuentes escritas, la experiencia propia o el aprendizaje guiado. El ser humano nace dotado de estructuras cerebrales preparadas para el aprendizaje que van incorporando todas las experiencias en forma de recuerdos conscientes o inconscientes. Muchas de esas experiencias que quedan registradas servirán de guía para el desarrollo de la vida en el futuro. Además nuestro cerebro adulto está preparado para generar pensamientos e ideas de forma autónoma, que se pueden materializar posteriormente en obras. Estas dos formas de obtener conocimiento, empirismo y racionalismo, son formas individuales, pero ambas requieren de algo indispensable. Ambas formas se deben desarrollar en socialización. El aprendizaje por experiencia requiere de adultos que nos guíen por el mundo, que nos vayan descubriendo los misterios, los peligros y los lugares donde satisfacer nuestras necesidades. Por su parte, la adquisición de conocimientos mediante el razonamiento requiere de conocimientos previos obtenidos a través de otras personas que nos hayan enseñado lo que saben. Por tanto, sin duda alguna, todo nuestro conocimiento emana de otros que nos guían a través del mundo.
No obstante, no toda la información que recibimos de los demás tiene la misma calidad. Debemos distinguir entre lo que son experiencias reales vividas por los demás, lo que son datos científicos contrastados y lo que son simplemente apreciaciones u opiniones. Muchas personas se guían por opiniones ajenas tomándolas como verdades absolutas. Las opiniones sólo son eso, apreciaciones influidas por muchos aspectos como la ideología, el entorno social, los intereses o las vivencias personales y sólo tienen un valor relativo, como una opinión más a tener en cuenta. Pero de ninguna manera debemos admitir las opiniones como verdades científicas o vagaremos desorientados por el mundo de la ignorancia. Por eso, para enriquecer nuestro bagaje debemos acudir a las personas que han creado conocimiento, bien a través de su experiencia personal, bien a través de la ciencia, consultando sus obras o hablando en persona.