Social Icons

.

17 de diciembre de 2011

El espíritu existe



El espíritu es mucho más que una forma creativa de ver la realidad, es la certeza consciente de que existe un conjunto de leyes comunes que gobiernan todo el Universo, desde lo más diminuto a lo más gigantesco. Si somos capaces de admitir que existen fenómenos tales como la termodinámica, la desintegración radiactiva o la aceleración del espacio tiempo, no deberíamos tener dificultad para entender que el espíritu del Universo es algo que está por encima de todo. Es algo que no se puede tocar, como no se pueden tocar las leyes de la física o de la gravitación universal, pero igualmente existen. Cierto es que no existen tratados científicos que corroboren la existencia de una ley general del Universo. Hasta hoy esa posibilidad siempre ha estado en manos de la religión. Lo que sucede es que hay renuencia por ambas partes a acercar posturas, temerosos de ser tachados de crédulos por un lado y de herejes por el otro. Cada nuevo descubrimiento de la naturaleza de la materia nos revela que todo está intercomunicado. La imagen de un Universo en el que los cuerpos flotan en soledad obedece exclusivamente a una percepción humana basada en la visión. En realidad todo el espacio está bañado por partículas y ondas de distinta naturaleza, como los fotones o los ubicuos neutrinos. El Universo se guía por una ley general que lo gobierna en toda su extensión espacial y temporal. Una galaxia que se encuentre en el otro extremo del Universo responde a las mismas leyes que la nuestra, del mismo modo que una célula de nuestra piel contiene el mismo código genético que una célula sanguínea. Por tanto, buscar ese código que gobierna todo el Universo es indagar en el espíritu, sin caer en fabulaciones supersticiosas, pero sin negar una parte de la realidad aún por descubrir.

11 de diciembre de 2011

La teoría de las inteligencias múltiples


Según la teoría de Howard Gardner, no existe una inteligencia única aplicada a diferentes ámbitos sino múltiples inteligencias. Es decir, una persona nace con un conjunto de habilidades que lo hacen idóneo para desempeñar unas determinadas funciones. Siguiendo esta teoría existirían las siguientes inteligencias: lingüística, lógica-matemática, espacial, musical, corporal-cinestésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Su teoría encierra una crítica a los sistemas educativos que se basan en la enseñanza matemática y lingüística casi en exclusividad y que no se adapta a las inteligencias divergentes de los distintos alumnos. No obstante lo anterior, cada individuo posee todas estas inteligencias en mayor o menor medida y la función de los sistemas educativos debiera consistir en estimularlas todas adaptando los sistemas de enseñanza a las peculiaridades de cada individuo, para evitar que existan individuos que destaquen en una inteligencia y tengan otras mermadas. Ese desarrollo global de todas las inteligencias se debe acometer antes de que se aborde la preparación profesional o universitaria cuando la especialización necesaria hace que determinadas facetas no se puedan desarrollar con plenitud. La cultura humana está dotada de funciones extremadamente tan especializadas como diferentes entre sí. Pensemos en médicos, músicos, pilotos de aviación, bailarines, científicos, escritores, monjes, psicólogos, etc. Cada uno de ellos explota al máximo sus cualidades en un determinado ámbito. Solo una preparación anterior a su especialización puede prevenir que se desarrolle con enormes lagunas en determinados ámbitos intelectuales.

2 de diciembre de 2011

Adaptación al medio



El ser humano tiene tres formas diferentes de adaptarse al entorno en que vive. La primera de ellas es la vía evolutiva, compartida con el resto de especies vivas. Mediante pequeños cambios genéticos, los organismos de una misma especie se enfrentan de distinto modo al entorno. Aquellos que expresan características que los hace fuertes frente al medio sobrevivirán y se reproducirán. Mientras, aquellos que mueran antes de reproducirse debido a que sus características los hace incompatibles con el medio, no podrán transmitir esas cualidades a la futura generación. De esa forma, unas características genéticas permanecen en la especie, mientras otras desaparecen. Esta forma de adaptación es extremadamente lenta y requiere el paso de múltiples generaciones para ser efectiva. Este es el mecanismo que dio origen, por ejemplo, a la bipedestación, al razonamiento abstracto o al pulgar oponible.
La segunda forma de adaptación es fisiológica. El organismo cuenta con varios mecanismos de adaptación que le permite modificar su estructura y funcionamiento para adecuarse al entorno. El tiempo que media en estos procesos puede ser desde unos pocos segundos a varios años. Entre los procesos más rápidos se encuentra la apertura del iris para adaptarse a la luz excesiva o la secreción de adrenalina para preparar el cuerpo y disponerse a huir o luchar. Por su parte, entre los procesos lentos se encuentra la coloración de la piel para responder a la intensidad de luz solar o la musculación que nos permite realizar trabajos más intensos.
Los anteriores procesos son compartidos con muchas las especies animales, pero además, el hombre dispone de un mecanismo adaptativo que lo hace único. Se trata de la cultura. La cultura es la sabiduría acumulada y transmitida de generación en generación. Mediante esos conocimientos heredados, el hombre aprende a protegerse del frío, a construir cobijo o a obtener alimentos. Un ser humano que creciera aislado de sus semejantes y, por ende, privado de esos conocimientos culturales, tendría ciertas capacidades para sobrevivir, pero estaría en clara desventaja adaptativa y su esperanza de vida quedaría notablemente mermada. Por tanto se reducirían sus probabilidades de llegar a reproducirse.

24 de noviembre de 2011

Cambiar el mundo

¿Quieres cambiar el mundo? Empieza por cambiar tu entorno inmediato. Si eres incapaz de relacionarte con tus vecinos serás más incapaz de establecer la paz entre dos pueblos. Si eres incapaz de mantener limpia tu calle serás más incapaz de preservar el medio ambiente. Si no eres capaz de cuidar tu salud no podrás cambiar la salud pública. Empieza por cambiar tú y tu entorno y después emplea ese aprendizaje para mejorar el resto del mundo, cuando comprendas que detrás de cada masa social se esconden personas con los mismos defectos, virtudes y debilidades que tú.

21 de noviembre de 2011

Los beneficios del optimismo



El optimismo no es una actitud de ingenuidad como aseguran los pesimistas, sino una actitud receptiva hacia las opciones que se vayan presentando para afrontar los retos que impone la vida. Lo cual significa que las oportunidades existen, pero somos nosotros los que dejamos la puerta abierta para que entren o cerrada. El optimista está atento a las oportunidades del entorno. Cuando aparecen, las aprovecha. El pesimista se obceca   en lamentos, mientras las oportunidades pasan tras de sí.

12 de noviembre de 2011

Los sabios dudan




Decía Aristóteles "El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona". Nada es más díficil en nuestras sociedades industriales competitivas que reconocer el error. No hay espacio para el fracaso y parece mejor opción obstinarse en el error que reconocerlo. Los errores se suelen atribuir a las personas en singular, produciéndoles frustración y complejos. En el mundo de la sabiduría no hay espacio para la obstinación y sí para la duda y la rectificación. Reconocer un error nos acerca a la sabiduría, negarlo nos aleja. En otras sociedades, los errores forman parte del proceso de aprendizaje, por lo que no se consideran como errores sino como lecciones aprendidas. 

11 de noviembre de 2011

Ciencia y religión de la mano



Con la llegada del fin del milenio han eclosionado nuevas tendencias en ciencia y religión que tratan de acercar posturas con el abandono paulatino de sus respectivos preceptos dogmáticos. Son muchos los movimientos, profesionales e instituciones que participan en este movimiento lento pero imparable hacia una mejor comprensión de la realidad. Este blog sólo pretende ser una modesta gota en ese inmenso océano. Durante siglos el paradigma racionalista se desvinculó de todo lo irracional y por tanto abrió una fractura con el mundo de lo espiritual que aún tardará en cerrarse. En la actualidad se está tomando conciencia de que la religión y la ciencia se encargan de dos planos distintos del hombre y que la influencia mutua que se ejercen puede ser muy beneficiosa para ambas. 

9 de noviembre de 2011

Neuronas alegres, leucocitos fuertes



Hace apenas dos décadas apareció un reportaje en una revista científica que se titulaba algo así como "Neuronas alegres, leucocitos fuertes", en el que se demostraba que el estado de ánimo alegre contribuía a tener un sistema inmunológico fuerte y preparado para hacer frente ante las amenazas. Hoy es un hecho aceptado, pero hasta hace solo unas décadas la relación entre la mente y el cuerpo se consideraba una burda superchería. A día de hoy está más que demostrada esa relación y la existencia de trastornos psicosomáticos. Una mente estable y feliz contribuye a la fortaleza de nuestro sistema inmunitario. Si el sistema inmunitario es el encargado de combatir a las infecciones y a las células tumorales no queda duda sobre su trascendencia. Por tanto, la alegría es la mejor medicina preventiva que podemos recetarnos.

28 de octubre de 2011

El miedo a la muerte



No existe para nosotros nada más temido ni más terrible que la muerte. Es el miedo por excelencia, el miedo supremo. Pero el miedo a la muerte al final de la vida ni surge espontáneamente ni es un rasgo hereditario. Nuestro instinto nos previene de la muerte prematura, de los accidentes y de los peligros próximos. Pero el miedo a la muerte al final de la vida es cultural. Y como todo rasgo cultural es transmitido de unas generaciones a otras por medio de la enculturación. Durante nuestros primeros años de vida tenemos miedo a muchos peligros, pero no a la muerte. No figura en nuestro repertorio biológico. Este aparece con la consciencia, y la consciencia es el polo opuesto de la muerte. Cuando desaparece la consciencia, la certeza de la muerte también lo hace y, por ende, también el miedo a morir. En los últimos años de vida, si hemos vivido plenamente, nos vamos sumergiendo en una nebulosa similar a la que nos baña durante los primeros años de vida. Esa nebulosa es consecuencia de la desaparición progresiva de la consciencia. Cuando finalmente llega la muerte física, la consciencia hace tiempo que nos ha abandonado y por tanto, también el miedo a morir. El miedo a la muerte y la consciencia de nosotros mismos son dos atributos característicamente humanos que se anulan mutuamente. Si uno desaparece también lo hace el otro. Es natural sentir cierto temor a una muerte prematura, pues es lo que nos mantiene con vida, pero pensar que el final de nuestros días va a ser algo terrible es absurdo. La experiencia próxima a la muerte es algo parecido a un letargo que puede ser placentero si hemos vivido con plenitud y dejamos que los ciclos se sucedan con naturalidad.

21 de octubre de 2011

Memoria a corto plazo



El hombre dispone de tres registros de memoria en función del tiempo de permanencia del recuerdo. En primer lugar está la memoria sensorial, cuyo tiempo de permanencia es de una fracción de segundo. Nuestros sentidos son impresionados constantemente sin que conscientemente lo percibamos. En segundo lugar está la memoria a corto plazo cuyos recuerdos se desvanecen en apenas unos segundos. Y finalmente está la memoria a largo plazo, en la que se almacenan los recuerdos permanentes durante años.
La memoria a corto plazo se considera como intermediaria entre la memoria sensorial y la memoria a largo plazo. Los datos que recogen los sentidos son filtrados por la memoria sensorial en virtud a su significación y son remitidos a la memoria a corto plazo. Si esos datos siguen interesando a la mente pasarán a la memoria a largo plazo para almacenarse definitivamente. La memoria a corto plazo tiene la característica de que no soporta más de unos cinco o seis conceptos simultáneamente. Cuando intentamos memorizar un número de teléfono, cifra a cifra, nos encontramos con este problema. Sin embargo, esos datos pueden tener distintas dimensiones. Lo mismo puede admitir seis cifras que seis conceptos o seis palabras. Es por ello que terminamos agrupando las cifras del número de teléfono para recordarlas.
Esta memoria se puede ejercitar para aumentar la duración de los recuerdos, la facilidad de registro e incluso el número máximo de datos admisible. Los ejercicios de memoria son ideales para este fin. Ejercicios matemáticos sin lápiz ni calculadora, ejercicios de retención de colores, formas, palabras, etc. Todo ello contribuye a la capacidad de memoria de forma notable y evita que se pierda agilidad con la edad.

13 de octubre de 2011

Mente sana en cuerpo sano



Es costumbre ver a mucha gente lanzarse a practicar deporte sin sentir pasión ni agrado por su práctica, para intentar mejorar su forma física. Saben que han llegado a un punto en el que su salud se está resintiendo y tratan de poner remedio a través de una práctica deportiva. Normalmente estas personas suelen esforzarse más de lo conveniente, llegan a casa destrozados y desmotivados y pasan el resto del día intentando recuperarse de la paliza. Tras unos días o semanas de esfuerzo fútil abandonan en igual o peor condición que se encontraban. Lo que sucede es que no han comprendido que para mejorar la forma física antes de practicar cualquier deporte hay que adoptar una serie de hábitos saludables que nos preparen para su práctica. Es decir, primero hay que tener una mente sana para tener un cuerpo sano. Esto puede ser difícil de entender para el profano, pero practicar una actividad deportiva sin motivación y sin mesura puede ser más perjudicial que no practicar nada. En primer lugar es mejor reducir el consumo de calorías antes que intentar quemarlas con el ejercicio. Es mucho más fácil perder peso reduciendo la ingesta alimenticia que por medio del deporte. En segundo lugar es preferible practicar actividades aeróbicas como pasear o montar en bicicleta que machacarse corriendo o levantando pesas. Las actividades aeróbicas queman fundamentalmente grasas y no resienten el cuerpo como las otras actividades. Pero lo más importante es adoptar como punto de partida una actitud favorable hacia el deporte tomándose la vida con deportividad. Esto supone elegir la escalera en lugar del ascensor, caminar en lugar de tomar el autobús o, en general, ver el lado deportivo de cualquier actividad que suponga un esfuerzo. Esa será la condición de una mente sana antes de pretender el cuerpo sano.

10 de octubre de 2011

La vida como destino de la materia



Si conociésemos el Universo en su totalidad podríamos saber con certeza cuántos mundos se encuentran habitados por seres vivos simples o complejos y así trazar una estadística que nos dijera la probabilidad de que aparezca la vida en un planeta o un astro similar. Como apenas conocemos nuestro sistema solar, todas nuestras referencias están condicionadas por esos límites. De todo el sistema solar solo la Tierra parece tener y haber tenido vida, lo cual hace que la vida parezca una rareza en el Universo. Por otra parte, tampoco se ha encontrado evidencia de que otras civilizaciones estén enviando ondas tipo radio o similares desde sus mundos.  Esta búsqueda sin éxito de mundos vivos nos lleva a pensar que tal vez la Tierra sea una excepción en el colosal Universo. Sin embargo, incluso un cálculo pesimista de probabilidades nos haría entender lo absurdo de este planteamiento. El Universo se compone de billones de estrellas capaces de contener planetas similares al nuestro. Las probabilidades de que una pequeña parte de esos mundos este viva son abrumadoras. Pero aún hay una reflexión más, que no por obvia la debemos soslayar. Si la materia ha dado lugar en nuestro planeta a algo tan complejo como la vida es porque "tiene" esa capacidad. Y si la materia de que está formado el Universo es exactamente la misma que formó la vida en la Tierra es evidente que posee esa misma capacidad en todas partes. Por tanto, toda la materia del Universo es potencialmente creadora de vida, tanto si llega a hacerlo como si no. Es una capacidad intrínseca de la materia. Solo necesita de unas condiciones determinadas aún no aclaradas para dar como resultado la eclosión de la vida. Es previsible, pues, que existan miles o millones de mundos habitados por formas de vida, tal vez muy distintas de nosotros y de lo que conocemos en la Tierra. En nuestra búsqueda de vida extraterrestre solo hemos rozado la orilla de un inmenso océano por explorar. El futuro será el que nos vaya revelando la verdadera naturaleza de la materia y la probabilidad de producir vida en el Universo.

9 de octubre de 2011

Anatomia del homo sapiens



La fisiología y la anatomía del homo sapiens se encuentra condicionada por los cientos de miles de años de evolución como cazadores reproductores. Frente a ese largo periodo evolutivo se encuentra el proceso inconcluso de adaptación surgido durante el sedentarismo neolítico y su exacerbación industrial. Por tanto, la mayor parte de lo que somos hoy se lo debemos a la adaptación paleolítica. De esta adaptación deriva, por ejemplo, la capacidad de acumular grasas tan necesaria entonces como nociva en la actualidad. También la agresividad, necesaria entonces y perjudicial ahora. Y así podríamos continuar con una larga lista que incluye desde hábitos de sueño, la capacidad para el ejercicio, el tránsito intestinal, etc. Todos aquellos procesos se fueron adaptando al nomadismo de la época en que éramos forrajeros y necesitábamos realizar múltiples procesos durante la marcha. Hoy estamos invirtiendo el proceso y enseñando a nuestra maquinaria corporal a adaptarse a un nuevo entorno sedentario. Ese aprendizaje evolutivo quedará registrado en los genes y serán las generaciones del futuro las que recojan sus frutos.

2 de octubre de 2011

La posibilidad de un multiverso



Hasta hace poco la concepción del Universo único era la teoría aceptada unánimemente por la comunidad científica. Pensar en otros universos paralelos quedaba en manos de la ciencia ficción. Sin embargo, nuevos descubrimientos están haciendo repensar la posibilidad de que existan universos múltiples. El conocimiento del Universo ha avanzado siempre a golpe de descubrimiento científico. Antiguamente se creía que el Universo estaba formado únicamente por la Tierra rodeada de una cúpula en la que flotaban las estrellas, el Sol y la Luna. Con los avances del Renacimiento y el desarrollo del telescopio, de la mano de figuras como Galilei, Kepler y Newton se amplió el conocimiento del Sistema solar en su conjunto y de nuestra galaxia, la Vía Láctea. No fue hasta el siglo veinte cuando se descubrió que muchas de las que se consideraba estrellas eran en realidad galaxias. Ahora se sabe que no solo existen más galaxias como la nuestra sino que existen unos diez mil millones de ellas. Es cuestión de tiempo que los horizontes del conocimiento de nuestro Universo avancen y confirmen si existen otros universos.

18 de septiembre de 2011

Ganas de vivir



En ocasiones nos sorprende que una persona que ha estado a punto de morir en un accidente o por una enfermedad grave sobreviva milagrosamente y no quede en ella ninguna huella visible de ese trance con el paso del tiempo. En realidad, los riesgos a los que estamos expuestos cada día son tan numerosos que todos estamos sorteando constantemente peligros potencialmente letales; accidentes de tráfico, infecciones, caídas de objetos, tumores, agresiones físicas, etc. Cabe preguntarse entonces, qué distingue a las personas que sortean todos esos obstáculos de aquellas otras que tropiezan con ellos hasta que sucumben y pierden la vida. La mente racional tiene demasiadas tareas cotidianas como para estar atenta a todos esos riesgos de los que hablamos, antes bien, son la mente subconsciente y la inconsciente las que se encargan de gestionar todos esos riesgos influyendo sutilmente sobre nuestra conducta. 
Supongamos que nos encontramos en la trayectoria de un vehículo que va a atropellarnos y estamos distraídos en una conversación de tal forma que no nos percatamos de su peligro. Mientras nuestra mente racional está concentrada en la conversación nuestro oído capta el sonido del vehículo y lo envía a la mente subconsciente y esta da la orden de interrumpir la conversación para que percibamos el peligro. Nos quitamos del peligro y continuamos con la conversación sin apenas conceder importancia al peligro que acabamos de atravesar.
Para que este proceso tenga efecto, la mente tiene que estar nutrida de ideas referentes a la pasión por la vida, de ese modo dictará las instrucciones pertinentes para protegerla. Esas ideas las debemos aportar conscientemente nosotros como pago al servicio que nos presta nuestro subconsciente. Si tenemos ganas de vivir sortearemos las vicisitudes que se nos opongan en el camino sin gran dificultad, casi sin darnos cuenta del verdadero peligro que entraña desenvolvernos en nuestro entorno.

10 de septiembre de 2011

Superdotados



Normalmente solemos llamar superdotados a aquellos niños o jóvenes que destacan por encima de la media en distintas escalas de medir facultades intelectuales. Ya hemos prevenido sobre las dudas que encierran estas escalas, pues a priori solo sirven para evaluar la capacidad de resolver los test que plantean. Un muchacho o una muchacha superdotados suelen tener mayor capacidad intelectual y además mayor adquisición de conocimientos. Es decir, suelen tener capacidad y contenido. No existe escala de medir la inteligencia de un niño que se haya criado en estado salvaje por más capacidad que pueda tener. Por tanto estas escalas dependen de los contenidos culturales adquiridos durante la vida. Normalmente nos referimos a la sobredotación o superdotación cuando el individuo destaca en general en todas las áreas de estudio. Cuando destaca en una sola capacidad hablamos de genios de la música, prodigios de las matemáticas, etc. Con el paso del tiempo las escalas de medida de la inteligencia han ido integrando variables evolutivas o adaptativas, para acercarse más a la totalidad del individuo. 

7 de septiembre de 2011

La ventana de Johari



La Ventana de Johari es una teoría de psicología que se debe a Joseph Luft y Harry Ingham, de cuyos apellidos se deriva el nombre, empleada entre otras cosas en la dinámica de grupos y grupos de autoayuda. Según esta teoría, el espacio interpersonal se articula en cuatro espacios, como los cuadrantes de una ventana. En el primer cuadrante se encuentra el yo público, el que conoce todo el mundo, incluido uno mismo. En el segundo cuadrante está lo que conoce todo el mundo de mí, pero yo ignoro. En el tercero se encuentra lo que solo yo sé de mí. Y por último, en el cuarto cuadrante se encuentra lo que nadie sabe de mí, ni siquiera yo mismo. Resulta de interés esta teoría pues ayuda a conocerse a sí mismo, a explorar zonas que desconocemos de nosotros y sobre todo a identificar traumas, complejos o manías inconscientes que nos afectan en nuestra conducta y personalidad.

5 de septiembre de 2011

Ciencia y opinión



Para el profano, ciencia y opinión son dos conceptos difusos que se entremezclan sin solución de continuidad. No saben discernir dónde acaba la ciencia y empieza la opinión. No debe extrañarnos que exista confusión al respecto, pues la ciencia no está al alcance de todo el mundo. Mientras que la opinión sí tiene acceso a las masas con mayor facilidad. Por citar solo un ejemplo, debería resultar inadmisible que los niños conozcan antes la teoría de la conspiración sobre la Luna que la propia historia de la carrera espacial. La ciencia se basa en métodos al alcance de toda la comunidad científica y también de aquellos que dispongan de los instrumentos necesarios. Cualquier particular dotado de un telescopio o de un microscopio puede realizar sus propios descubrimientos y comprobar la veracidad de los resultados científicos. Cierto es que no todas las teorías están avaladas por todos los científicos, pero sí cuentan con el respaldo del método científico y disponen de los mecanismos para que otros científicos puedan refutar o corroborar esas hipótesis. Por el contrario, las opiniones son simples posturas basadas en experiencias propias, ideas previas o incluso supersticiones. En sentido estricto no son equivocaciones, sino apreciaciones parciales no rigurosas, que por tanto no deberemos darle mayor validez de la que tiene cualquier opinión. No olvidemos que todo el mundo tiene una opinión, pero no todo el mundo está capacitado para formular teorías o conclusiones científicas.

3 de septiembre de 2011

Asimilación y acomodación



Desde que nacemos disponemos de dos herramientas psicológicas de adaptación al entorno conocidas como asimilación y acomodación. La asimilación es la capacidad de transformar las estructuras cognitivas y conductuales del individuo para adaptarse al entorno. La acomodación es la capacidad del individuo para influir en el entorno social haciendo que los demás modifiquen su conducta para adaptarse al individuo. Son dos mecanismos complementarios e interdependientes que operan constantemente para equilibrar la capacidad de adaptación y la de transformación. Los seres humanos somos grandes transformadores del entorno físico y social, pero antes de modificar debemos aprender sus reglas, sus límites, sus secretos. Una vez aprehendemos la naturaleza de las cosas estamos en disposición de modificarla.

26 de agosto de 2011

Vivir el presente



Estamos tan habituados a vivir en el pasado o en el futuro que nos hemos olvidado por completo del presente. Simplemente, en nuestras sociedades industriales, el presente no existe. Lo tenemos como el fiel de la balanza que separa el pasado del futuro. Es cierto que el pasado y el futuro son nuestros referentes, los puntos que trazan la línea que hemos de seguir, pero el presente es el instante más intenso y más trascendente de toda nuestra experiencia. El presente es el que determinará el futuro y a la vez es el que guarda la relación con el pasado. Pero ¿qué es vivir el presente? El presente se materializa en cada paso que damos. Cada instante debe ser absorbido y experimentado como único. Tendemos a pasar de puntillas por la vida. Si caminamos por una calle conocida la despreciamos, si hablamos con alguien conocido deja de interesarnos, si hoy nos dedicamos a lo mismo de ayer no lo sabemos disfrutar. Para vivir el presente se debe centrar la atención al momento, ¿qué estás haciendo? ¿qué percibes? ¿qué ves? ¿qué hueles? ¿qué sientes? Dedicar la atención suficiente a ese instante supone vivirlo al máximo, descubrir la capacidad de disfrutar de cada instante. Esa atención a las emociones que se viven servirán para condicionar futuras experiencias. Tal vez descubras algunos aspectos que no te agradan de lo que haces habitualmente. Gracias a esa atención estarás en disposición de cambiar esa conducta. Gracias al presente mejorarás el futuro, pero sobre todo, vivirás el presente.

19 de agosto de 2011

El sesgo de confirmación



En psicología se conoce como Sesgo de confirmación a la tendencia que tenemos a interpretar las nuevas experiencias conforme a nuestras presuposiciones; es decir, a confirmar lo que ya sabemos. Es lo que vulgarmente se conoce como "no haber mayor ciego que quien no quiere ver". Es un fenómeno complejo que tiene un origen biológico y que la cultura tiende a cristalizarlo. La mente prefiere manejar parámetros conocidos para moverse por el mundo, pisar sobre seguro, para ello tiende a emplear los patrones aprendidos especialmente durante las primeras fases de la vida, cuando la mente está más receptiva a nuevos aprendizajes. La cultura se encarga crear prismas sociales a través de los cuales percibimos la realidad. Nacemos adscritos a un clan familiar, con una cultura, una forma de interpretar la realidad. Esa será la forma que mantendremos durante nuestra edad adulta salvo que nos formemos intelectualmente en el sentido crítico. Detrás del sesgo de confirmación se encuentran conductas como la que siguen aquellos que siempre siguen los mismos medios de comunicación sesgados ideológicamente. También detrás de distintas formas de intolerancia ideológica o religiosa en las que este fenómeno impide que los miembros de una cultura vean como iguales a los de otra.

16 de agosto de 2011

Verdades y mentiras sobre el uso del polígrafo



Últimamente asistimos al uso de pruebas poligráficas como espectáculo circense en infames programas televisivos, donde personajes de baja ralea intentan demostrar la veracidad de sus entuertos amorosos. Pero ¿es fiable el uso de este artefacto para demostrar la veracidad de un testimonio? Para empezar habría que dejar de llamar al polígrafo como máquina de la verdad, pues la verdad es una versión objetiva de la realidad basada fundamentalmente en el consenso. Ninguna máquina puede demostrar verdad alguna a través de testimonios individuales. El polígrafo registra varios parámetros físiológicos como la presión sanguínea, el pulso cardiaco o la frecuencai respiratoria. Cuando una persona miente esos parámetros se alteran de una forma determinada y un especialista puede interpretar esos datos y decir si el individuo miente o no. Por eso habría que llamar al aparato como máquina de la sinceridad, no de la verdad. Sin embargo, el uso de estas pruebas no está admitido como prueba judicial en muchos países, como España, porque presenta dos tipos de errores de lectura. El primero es el "falso inocente", sucede cuando una persona miente de forma sistemática de tal forma que acaba creyéndose sus propias mentiras. En la prueba poligráfica aparecerá como inocente, pese a estar mintiendo. El segundo error es el "falso culpable", que se da cuando una persona se muestra tan nerviosa ante las preguntas o siente algún tipo de culpabilidad, en cuyas pruebas aparecerá como que está mintiendo aunque esté diciendo la verdad. Por tanto, el uso de este aparato no es determinante para esclarecer un hecho aislado, especialmente si no se conoce a la persona. Sin embargo, sí es una herramienta útil en psicología para conocer rasgos de la personalidad humana, combinando su uso con otras pruebas.

15 de agosto de 2011

Estado de flujo



En su célebre obra Fluir, Mihaly Csikszentmihalyi se refiere al estado de "flujo" como aquel en el que estamos tan concentrados en una tarea que dominamos de tal forma que perdemos la noción del tiempo y experimentamos un enorme placer. Según el autor, había presos en los campos de concentración nazis que eran capaces de sumirse en este estado, lo cual nos lleva a la conclusión de que el entorno ejerce una influencia relativa en nuestras percepciones más subjetivas. Puede que una persona tenga múltiples problemas que atender, que su vida no sea placentera o que en general no se considere ni dichoso ni capaz, pero si puede concentrarse en una tarea que domina y que disfruta con ella, será capaz de emplear una gran parte de su tiempo olvidándose de todo lo demás. Será capaz de realizar una tarea útil que lo hará sentir útil y feliz. Esa tarea no puede ser ni muy fácil ni muy difícil para nosotros. Debemos tenerla controlada pero a la vez debe plantearnos algún reto cada vez que la abordemos. Este proceso está imbricado en la competencia por la supervivencia de los más aptos. El dominar una tarea nos sitúa por encima de aquellos que no la dominan. Y por otro lado, desear que esa tarea nos presente nuevos retos indica que somos luchadores capaces de enfrentarnos a los avatares de la vida. En resumen, para encontrar momentos de felicidad no necesitamos que todo en nuestra vida sea idílico, basta con lograr entregarnos a una tarea que nos resulte estimulante y placentera.

14 de agosto de 2011

La tiranía del código genético

Existe una versión reduccionista de la ciencia que considera que todo los seres vivientes son poco más que  difusores del código genético sobre la Tierra. Esta postura viene a defender que estamos dirigidos por el código genético, el cual nos obliga a reproducirnos para crear más copias de sí mismo y extenderse por el planeta. Existe la posibilidad de que el ADN o un antecesor suyo más simple ya se reprodujese antes de la aparición de los primeros seres unicelulares, lo cual vendría a confirmar esta teoría. Los seres unicelulares habrían supuesto un avance en la capacidad de reproducción del ADN y a su vez, los pluricelulares habrían ampliado esa ventaja. Si damos por hecho que todas las especies salvo, en parte, el homo sapiens están dirigidos básicamente por patrones hereditarios hemos de reconocer que esta teoría tiene un soporte considerable. Quedaría por entender el papel que juega el Hombre en este juego reproductivo, pues es la primera especie que puede renunciar a sus instintos reproductivos y limitar, por ende, la difusión de copias genéticas sobre la Tierra. Esta teoría deja algunas preguntas sin responder, como la influencia del entorno natural, el mencionado papel de la consciencia humana o el propio origen del código genético. Si el código genético ejerce su tiranía sobre las especies naturales que lo difunden por el planeta, ¿quién o qué ejerció dicha tiranía sobre el propio código para que se reprodujera en el principio de los tiempos? Ya respondimos parcialmente a esta pregunta en otra entrada, en el sentido de que la vida es una propiedad de la energía que forma el Universo, la cual tiende a organizarse en formas progresivamente más complejas, incluyendo la vida, la consciencia y la tecnología.

11 de agosto de 2011

Los flujos de la violencia



Una constante en la vida es la disyuntiva entre luchar o rendirse, entre hacer frente o dejar pasar. Buscamos una ley que nos guíe, que nos diga qué es lo mejor. Todo debiera parecer mas fácil. Escuchamos a los grandes iluminados de la historia como Jesús o Buda y nos insisten en dejar fluir o poner la otra mejilla. Pero no alcanzamos a entender este mensaje. ¿Acaso todo se resume en dejarnos avasallar, en dejarnos aplastar? ¿Qué clase de solución es esa? Tenemos que examinar con la mente fría cómo se crea la violencia y cómo se reproduce. Nunca un acto violento traerá la paz, nunca una ofensa traerá la concordia. La paz forzada no es duradera, la paz impuesta no es sentida y por consiguiente terminará rebrotando en nuevos actos violentos. Sin embargo esto no implica que debamos permitir las injusticias, los ataques o las ofensas. Debe imperar la justicia y todo el mundo debe exigir el respeto a sus derechos universales y el resarcimiento tras un agravio. Pero tampoco debemos contribuir con nuestra actitud a avivar el fuego de la violencia. Si respondemos a la violencia con violencia entraremos en un círculo realimentado de violencia descontrolada. En Oriente está presente la Ley de dejar fluir todos los procesos naturales. Oponerse a un flujo de cualquier tipo solo trae destrucción. Pensemos en el flujo de un río. ¿Haríamos bien bloqueando su paso? Evidentemente su fuerza nos arrollaría. Con la violencia sucede lo mismo. Debemos dejar que fluya.  Canalizarla. Nosotros, seres intelectivos, podemos intervenir en su curso del mismo modo que modificamos el curso de un río y hacer que no nos afecte. Es un proceso similar al que emplean en algunas artes marciales cuando dejan que el atacante caiga por su propia inercia simplemente apartándose de su ataque. Con la violencia sucede lo mismo, hay que evitar tanto enfrentarla directamente como sumarse a ella, apartándonos de su paso para canalizarla hacia donde menos destrucción cause. Solo si estamos fuera de la espiral de violencia podremos intervenir en su evolución.

10 de agosto de 2011

Memoria y regresiones



En ocasiones, cuando queremos esclarecer los motivos de alguno de nuestros traumas recurrimos a técnicas como la hipnosis y la regresión. Pero ¿podemos fiarnos de las imágenes que recuperamos mediante estas técnicas?
Al contrario de lo que sucede con la memoria tecnológica de los ordenadores, la memoria humana no es fidedigna con los recuerdos. Las imágenes que graba están filtradas y distorsionadas por influencias internas y externas al individuo, de tal forma que lo que queda es una especie de versión lógica y adaptada de la realidad. El primer filtro lo encontramos en el mismo proceso de registro del recuerdo, cuando la mente compara lo que está viviendo con experiencias pasadas para crear un argumento lógico. Cuanto más rico sea nuestro bagaje de experiencias, más detalles quedarán registrados en la memoria. Otro filtro es el social. La sociedad transmite una visión de la realidad que moldea nuestra forma de percibir las experiencias y por tanto la capacidad de grabar los recuerdos. Por otra parte, nuestra memoria se sirve de recursos para rellenar los espacios en blanco que queden, de forma que la historia tenga sentido y no suponga una suma de fragmentos inconexos. La memoria prefiere una historia lógica y completa aunque contenga fantasía antes que fragmentos reales desvinculados entre sí. Finalmente, nuestras emociones alteran el contenido de los recuerdos adornándolos a la medida de nuestra subjetividad. Por ejemplo, es común que recordemos más alta a una persona que admiramos mucho.
Por tanto, la hipnosis regresiva o las regresiones pueden mostrarnos imágenes decoradas o adulteradas por nuestra mente bastante alejadas de la realidad. Sin embargo, las emociones que acompañan a esas imágenes sí constituyen un testigo fiel. Si sentimos miedo al recordar un evento, es indudable que sentimos miedo cuando se instaló en nuestra memoria ese recuerdo. Por tanto, los recuerdos recuperados mediante las técnicas de regresión o hipnosis no debemos interpretarlos literalmente sino en forma de sensaciones y pasajes simbólicos.

9 de agosto de 2011

La verdad que escapa a nuestro alcance



Desde que la eclosión de la ciencia se desvinculara de todo lo irracional y lo dejara en manos de la religión, venimos padeciendo una especie de vacío existencial quienes pretendemos la ardua tarea de integrar ciencia y creencia en un mismo esquema de conocimiento. Sucedió así con la filosofía racionalista que alumbró la ciencia moderna y se emancipó del humanismo cristiano. Hasta hace pocos años, para un científico resultaba anatema nombrar siquiera vocablos como alma, espíritu o incluso Dios. Todo eso quedaba relegado a la conciencia íntima. Hoy parece que ambas esferas se están comunicando de nuevo propiciadas por la influencia emergente de un Oriente que avanza a pasos de gigante.
Algún día tendremos que reconocer que existen verdades fuera de nuestro alcance racional y que en cambio podemos intuir gracias a nuestra capacidad irracional de crear conocimiento por medio de las sensaciones. Probablemente, algún día la tecnología avance de tal forma que seamos capaces de dibujar un mapa del Universo con sus decenas de miles de millones de galaxias. Pero a día de hoy solo podemos esbozar una pequeña parte gracias a nuestros telescopios más sofisticados. En cambio, si concebimos el Universo como un descomunal organismo vivo, tal vez accedamos a mayor conocimiento que el que nos revela nuestra tecnología. Ambas esferas tienen que trabajar de forma sinérgica para iluminar nuestras mentes y ayudarnos a conducir el rumbo de nuestras vidas y nuestras sociedades. Pero por el momento debiéramos abrir los ojos a la verdad que ha estado escapando a nuestro alcance tecnológico simplemente por tener uno de nuestros ojos cerrado.

4 de agosto de 2011

El más allá



Cualquier cuestión referente a la vida queda relegada a un segundo plano ante la transcendencia del significado de la muerte. No hay nada en esta vida más importante que saber qué es la muerte, qué sentido tiene, cómo debemos afrontarla. Toda nuestra vida está articulada en torno a la muerte. Si nos comunican que nos quedan pocos años de vida organizaremos lo que nos queda contando con ello. Todos somos enfermos de vida. Todos moriremos algún día de esa enfermedad mortal que es la vida. Entonces, ¿por qué no preguntarnos por ella? ¿Por qué ese pánico a hablar alto y claro sobre la muerte? En realidad es una cuestión cultural de nuestra civilización monoteísta. En Oriente se habla con normalidad sobre la muerte, se considera como un ciclo ininterrumpido, no el final de un camino. Ninguna posición es a priori segura. Nadie nos puede afirmar con seguridad la existencia o la inexistencia del más allá. Lo que sí sabemos con absoluta certeza es lo que vemos. El cuerpo muere. Esa es una verdad colosal. El cuerpo muere y se funde con el todo, pasa a formar parte de la naturaleza, de billones de microbios que absorben nuestra substancia. 
Pero ¿qué sucede con nuestra consciencia? ¿Desaparece cuando morimos? ¿O acaso ya ha ido desapareciendo mucho antes de morir? Existe una evidencia, cuando nos aproximamos al final de nuestros días no gozamos de la lucidez de nuestra juventud. Por tanto la consciencia ya nos ha ido abandonando durante la vida. ¿A dónde? A nuestro entorno humano, a nuestro entorno vivo. La consciencia es transferible. Vivimos a través de los demás, sentimos a través de los demás. Cuando entramos en contacto con los demás recibimos su energía y ellos reciben la nuestra. Los jóvenes reciben más energía, más consciencia de la que emiten. Los ancianos emiten más energía y más consciencia de la que reciben. Por tanto existe una transferencia de consciencia continua entre unos y otros. Cuando transferimos nuestra energía a otras personas somos capaces de vivir y sentir a través de ellos.
Los últimos días son un nacimiento inverso, nos desprendemos de todo lo que hemos adquirido con la vida y nos vamos sumiendo en el mismo estado en que vinimos al mundo. Cuando estamos en el lecho de muerte  tenemos la misma consciencia que un recién nacido pero nuestras ansias se concentran en volver al útero y no en salir. 
Nunca deberíamos ocultar el diálogo sobre la muerte. Conocer sus misterios puede ser lo más apasionante que nos puede ocurrir, pues la vida es el proyecto que concluye en la muerte y todos nuestros pasos están orientados hacia ella.

21 de julio de 2011

La madurez del cerebro



Por más extraño que resulte, el cerebro humano no alcanza su madurez completa hasta que tenemos en torno a veinticinco años. Hasta ese momento nos vemos privados de todo el potencial de nuestro cerebro y mostramos conductas más impulsivas e irracionales. Esto se debe a que no está completamente desarrollado el lóbulo frontal que es el que dota al ser humano de las funciones de control y razonamiento superiores. Curiosamente la edad legal se alcanza en la mayoría de los países entre los dieciocho y los veintiún años, cuando aún no somos plenamente dueños de nosotros mismos. Si bien ya somos capaces de tomar decisiones por nosotros mismos desde muchos años atrás, pero aún no estamos dotados de toda la capacidad de autocontrol que desarrollaremos posteriormente.

11 de julio de 2011

Desarrollo armónico del cuerpo y la mente



En la medida en que el cerebro se compone de tres instancias que gozan de cierta autonomía funcional, cada una de las cuales precisa de un tipo de estímulo diferente para madurar y alcanzar el desarrollo completo. El cerebro reptiliano se estimula a través del cuerpo, pues es el encargado de las funciones corporales como la respiración o el pulso cardiaco. Las actividades ideales para el desarrollo de esta instancia cerebral son todo tipo de deporte o, mejor, la danza, que enseña a controlar cada parte del cuerpo. El cerebro mamífero, formado por el sistema límbico, se estimula por medio de las emociones. Por ello son ideales todas las actividades que suscitan reacciones emocionales, principalmente las artísticas. De forma singular es favorable el teatro, la música o la literatura. Por último, para estimular el cerebro característico de los humanos, el neocórtex, se precisan actividades racionales como el cálculo o el razonamiento complejo. Son ideales el ajedrez, la lectura, las pruebas lógicas, la investigación o el cálculo. Todo el mundo que desee un desarrollo armónico del cuerpo y la mente debería practicar al menos un deporte, un arte y una ciencia para estimular cada instancia cerebral.

5 de julio de 2011

El afecto en la socialización



Las sociedades se construyen con cada nuevo miembro que nace en ellas. Ellos son los cimientos que soportarán en un futuro el destino de la sociedad, y es por ello que debemos esmerarnos en que tengan la mejor calidad humana para acometer esa tarea. El afecto es la energía que hace que se mueva toda la maquinaria social y tiene su origen en la especial relación entre madre e hijo durante los primeros meses de vida y, en menor medida, entre padre e hijo. Será durante esa etapa cuando aprenda lo que es el afecto, qué valor tiene y por qué tiene que ganárselo. Los hijos separados de sus madres durante los primeros años de vida son más vulnerables ante todo tipo de enfermedades y será fácil que desarrollen psicopatía, un trastorno que hacen que el individuo viva al margen de la sociedad y que la considere como hostil. El afecto es el lenguaje universal que hablan los hombres y mujeres dentro de la humanidad, a través de él construyen las instituciones, las funciones y las estructuras sociales. El sentido de la vida está orientado a lograr afecto en sus múltiples manifestaciones, como amor, como reconocimiento, como admiración, etc. Además el afecto retorna hacia quien lo entrega. Los nuevos miembros de la sociedad buscarán el afecto de sus padres en la sociedad. La sociedad le ofrecerá recompensas en las que verán ese afecto. Serán generalizaciones del afecto paternal.

30 de junio de 2011

Las sociedades del futuro



Quien quiera saber cómo serán las sociedades del futuro solo tiene que mirarse al espejo y obtendrá la respuesta. Estará contemplando billones de células unidas y coordinadas por un objetivo común, la vida del organismo. Las sociedades del futuro estarán integradas por un número de seres humanos muy superior al de la actual humanidad, se reproducirán por todo el Universo, colonizarán nuevos mundos y colmarán de vida todos los espacios donde no haya aparecido ya la vida. Estas sociedades se sentirán unidas por un destino común. Tendrán una misión común. Pero antes de todo, nuestra actual humanidad tendrá que superar las diferencias y rivalidades internas que le impiden crecer, deberá atajar el déficit de energía y comenzar su crecimiento interno. Ningún organismo puede crecer hacia el exterior cuando está enfermo. Una sociedad dividida en facciones que luchan entre sí es una sociedad enferma. Cuando superemos los retos de los recursos energéticos y de materias primas todo fluirá de forma más sencilla. Las sociedades del futuro están llamadas a expandir la vida por el Universo.

27 de junio de 2011

Actitud mental positiva



Adoptar una actitud mental positiva es preparar el camino para que empiecen a salir bien las cosas. La actitud mental no es una cuestión pasajera, un vano deseo que se tiene en un momento dado. La actitud mental es una postura prolongada en el tiempo y que hay que construir progresivamente. La importancia de la actitud mental radica en su capacidad de influencia sobre todos los ámbitos de nuestra vida. En un nivel primario se encuentra el mundo de las ideas, por encima se encuentra el de los sentimientos y por encima de ambos se encuentra la actitud mental. Esa jerarquía hace que una actitud mental positiva derive en sentimientos positivos y éstos en ideas positivas. Por tanto el secreto se encuentra en construir desde la base una actitud mental positiva. Para ello hay que cosechar pequeños éxitos para añadirlos a nuestro bagaje y nutrir esa actitud mental. Normalmente el pesimismo se instala en nuestra vida tras cosechar fracasos. Debemos invertir esa tendencia acometiendo pequeños retos que nos doten de autoconfianza y vayan modificando el rumbo de nuestra actitud mental. Recordemos una vez más que la actitud mental se prolonga en el tiempo, al contrario de las ideas que son fugaces o de los sentimientos que también son efímeros, la actitud mental es un estado con vocación de permanencia. Es una cuestión de voluntad, de querer cambiar el rumbo de nuestra vida, de no rendirnos ante las vicisitudes y de ser conscientes de lo mucho que podemos lograr si nos lo proponemos.

19 de junio de 2011

Producción y reproducción cultural



Todos los seres humanos, desde el más necio al más sabio, somos reproductores culturales en la medida en que transmitimos la cultura en que hemos nacido. Recordemos que la cultura es mucho más que producción artística y que abarca el lenguaje, las costumbres, la forma de comer, de relacionarnos, de trabajar, etc. Para que exista la reproducción cultural no es necesario un proceso educativo consciente, de forma natural todos estamos enseñando al resto las formas de hacer las cosas. Cuando un niño ve a los mayores desenvolverse por el mundo está aprendiendo las pautas culturales que adoptará inconscientemente en el futuro. Por tanto, todos practicamos la reproducción cultural. Sin embargo, la producción cultural consiste en modificar el estado de las cosas, en innovar. Este proceso tiene su base en el inconformismo humano y es mediado por la inteligencia. En este caso, no todo el mundo es productor cultural, la producción cultural afecta solo a una parte de la población. Este proceso tampoco tiene por qué ser consciente, pero sí es lo más habitual. Una o varias personas muestran su descontento con la situación que viven y promueven el cambio. Si no hubiera existido producción cultural o ésta hubiera sido menos profunda aún viviríamos en cavernas y seríamos forrajeros. Por tanto, la producción cultural alcanza solo a los más iluminados, a los inconformistas que sueñan un mundo mejor y promueven su evolución.

14 de junio de 2011

Vencer al miedo



El miedo es la madre de todas los males, tanto individuales como colectivos. El miedo es el origen de la violencia, los conflictos y las guerras. Los individuos atemorizados se tornan violentos, como los animales heridos y acorralados, al igual que las sociedades con miedo se tornan violentas. Cuando veas a un hombre violento, no lo dudes, tiene miedo. Su miedo le hace rebuscar en su archivo de instintos primarios algún recurso que le garantice la supervivencia y recurre al último que le suele quedar a las personas con escasos recursos culturales e intelectuales; la violencia. Nadie es inmune al miedo ni a la violencia. Pero sí podemos prevenir su aparición para disminuir al máximo su expresión. Individualmente debemos sentirnos en paz con todo el mundo. Esto es una premisa. Debemos zanjar pacíficamente todas las deudas contraídas, aclarar las dudas, establecer acuerdos tácitos o explícitos con quienes tengamos conatos de conflicto. Después debemos caminar por la vida con la cabeza alta sintiendo que no tenemos nada contra nadie salvo que alguien lo quiera tener contra nosotros. Nuestra mirada, nuestros actos, nuestra voz, nuestras palabras denotarán confianza, seguridad. Esa seguridad será captada por el entorno, por todo el mundo. Nadie quiere agredir a alguien que se muestra confiado, los violentos siempre eligen a los individuos inseguros, a los que se sienten culpables. Por eso debemos desprendernos de todo sentimiento de culpa. La culpa la siente quien no está en paz. La culpa es del que odia, del que agrede. La seguridad es de quien está en paz con todo el mundo. Vencer al miedo es una cuestión que empieza en nuestra subjetividad y se extiende como objetividad a través de nuestra presencia objetiva.

12 de junio de 2011

La identidad de las partículas subatómicas



Los isótopos radiactivos tienen una propiedad que los define, que es el periodo de semidesintegración. Este periodo indica el tiempo tras el cual, la mitad de su masa estará convertida en una sustancia nueva más estable. Lo más intrigante de esta propiedad es que se desconoce qué isótopos se desintegrarán en cada instante. Se sabe que transcurrido ese periodo, la mitad de su masa estará transformada en otra nueva, pero se ignora qué átomos serán los que transmuten en cada momento. Este fenómeno se considera aleatorio, no se produce de forma ordenada, siguiendo un patrón regional, energético o de otra índole. Si estuviéramos hablando de células o de individuos superiores no tendríamos inconveniente en hablar de selección natural. Los menos adaptados son los que sucumben ante la presión del entorno. Pero al hablar de partículas cambia la cosa. Si todas las partículas son idénticas, por qué unas transmutan antes que otras. ¿Por qué no lo hacen todas a la vez o siguiendo una reacción en cadena? Tal vez debamos prepararnos para comprender que las partículas subatómicas no son idénticas entre sí, solo para nuestros ojos. La naturaleza de su identidad diferencial debe pasar inadvertida para nuestros ojos debido a su tamaño diminuto. Tal vez se trate de un código de emisión de energía diferente o de pequeñas variaciones en su composición interna. Son posibilidades que aún no se han descubierto, pero no por ello debemos descartarlas como opción. Tal vez exista todo un universo de identidades diferentes entre partículas subatómicas. Tal vez todas sean tan diferentes entre sí como los somos los animales o las galaxias.

8 de junio de 2011

El poder de los hechizos



El poder de un hechizo radica en nuestro poder de sugestión y éste, a su vez, radica en nuestra naturaleza social. Somos animales sociales y es el grupo al que pertenecemos el que guía nuestra concepción del mundo.  Como miembros del grupo, todos participamos activamente en transmitir esa concepción hacia los demás. Somos, pues, transmisores y receptores de una percepción social de la realidad. Si el grupo en que nos encontramos integrados realiza un ritual mediante el cual se nos transmite la idea de vamos a ser hechizados, podemos dar por seguro que la capacidad de sugestión obrará estragos en nosotros. En las sociedades aisladas el efecto es implacable, pues el individuo carece de otros referentes en los que apoyarse y recibir otras opiniones. Cuando un individuo es hechizado buscará apoyos en los demás, pero todo el mundo le dará la espalda, comenzará a tratarlo como un apestado, poco a poco empezará a sentir que de verdad está maldito, la sugestión degenerará en trastornos psicosomáticos que se agravarán por la falta de apoyos físicos y psíquicos y caerá en un estado de alienación en el que preferirá morir a seguir padeciendo ese infierno. Finalmente, los individuos más débiles sucumbirán a la muerte. En las sociedades modernas, donde la información fluye por doquier y abundan los apoyos sociales o institucionales resulta más difícil transmitir ese hechizo pero existen ejemplos que muestran la actualidad del fenómeno. Cuando un individuo fracasado que es marginado y humillado por su entorno se suicida, lo hace movido por la idea de que es un elemento que sobra en la sociedad. Su entorno le ha transmitido esa idea y él se sugestiona y la hace suya. Es un individuo que carece de otros apoyos y pierde el sentido de su existencia. Simplemente prefiere morir. Es una versión contemporánea del hechizo que abunda en las sociedades competitivas donde el fracaso está condenado socialmente.

1 de junio de 2011

La suerte no existe



Acostumbramos a llamar suerte a los fenómenos cuyo origen desconocemos o no conocemos con certeza. Vemos un accidente de tráfico y decimos: qué mala suerte. Es una impresión instantánea, un juicio rápido basado en las simples apariencias. Si pudiéramos movernos por el espacio y el tiempo a voluntad veríamos que no existe tal mala suerte, ese vehículo accidentado era conducido a gran velocidad, sin respetar distancias de seguridad. No ha sido cuestión de mala suerte. Sería más acertado decir: qué mal cálculo. El sujeto realizó un cálculo y se equivocó. Creyó posible moverse a gran velocidad sin colisionar; calculó mal. Cuando vemos un resultado positivo o negativo no es una cuestión de suerte sino un equilibrio entre las fuerzas de la naturaleza y nuestra voluntad. Nuestra mente analiza las opciones, las probabilidades de salir airosos de un trance y acciona la palanca de: adelante. Cada vez que tomamos cualquier decisión estamos asumiendo unos riesgos y estamos esperando unos beneficios a resultas de esa acción. Estamos haciendo un cálculo de probabilidades. En este juego mental el optimismo y el pesimismo juegan el papel de condicionantes orientando nuestras decisiones, como un titiritero que mueve nuestros hilos. El optimismo introduce sesgos en nuestra conducta que nos hace tomar decisiones consciente o inconscientemente orientadas hacia un resultado exitoso. El pesimismo hace lo mismo en la dirección contraria. Por eso es importante dotarse de un repertorio de buenos pensamientos y buenos deseos, pues actúan sobre nuestra voluntad y nuestro destino.

27 de mayo de 2011

La división del conocimiento



Desde que el hombre se preguntó por primera vez quién era y qué hacía en el mundo, son muchas las respuestas que ha obtenido por medio de distintas vías. Religión, filosofía y ciencia constituyen distintas vías para acceder al conocimiento del mundo que nos rodea. En la actualidad, las distintas disciplinas que indagan en el conocimiento de la realidad tienden a contemplarlo todo desde sus estrechos ángulos sin hacer concesiones a las otras disciplinas o enfoques. Esto no solo se produce entre religión y ciencia, sino incluso entre distintas disciplinas científicas. Un biólogo tendrá una visión muy diferente de la realidad de la que tendrá un sociólogo o un astrónomo. Estos a su vez diferirán en sus percepciones respecto de un teólogo o un filósofo. El avance en el conocimiento ha supuesto una especialización progresiva y una pérdida de la visión holística. Cada disciplina enseña a contemplar el mundo desde su prisma soslayando los demás puntos de vista y conduce a una visión reducida de la realidad. Un químico tiende a ver todo como agregados químicos; un biólogo, como asociaciones celulares, y así todos. A su vez, las distintas culturas enfrentan la realidad desde enfoques opuestos que hacen percibir el mundo de formas muy distintas. Solo un esfuerzo por aunar todos estos enfoques, sin ingenuidad pero sin arrogancia, pueden proporcionarnos las leyes que gobiernan el Universo. Esas leyes que están presentes tanto en la estructura de las galaxias como de las células animales, tanto en las estrellas como en personas. Esas leyes generales tienen que ser las que condicionen el desarrollo de las múltiples disciplinas que se acercan al conocimiento global de la realidad.

21 de mayo de 2011

La cultura es todo



Tendemos a emplear el término cultura en su acepción más restringida, como producción artística. Es corriente escuchar frases como el mundo de la cultura para referirse al mundo del cine, la literatura o la música. Y si bien, es cierto que todo el arte es cultura, también es cierto que no toda la cultura es arte. La cultura lo impregna todo en nuestras vidas, el lenguaje, la alimentación, la convivencia, la reproducción, el trabajo, la política, la religión, etc. La cultura lo es todo. Al menos es todo aquello que no es transmitido por medio de los genes. Donde termina la genética comienza la cultura. La cultura se transmite de generación en generación de forma que desde que venimos al mundo nos vemos inmersos en ella sin ser conscientes. La cultura es el conjunto de conductas aprendidas que dan sentido a nuestras vidas, es lo que nos dice cómo tenemos que actuar en cada momento. Sin la cultura, el hombre sería una bestia descontrolada y asustadiza. Es la cultura la que modela nuestro comportamiento y nos ata a la sociedad. Una vez que nació la cultura se quedó en nuestra especie y ha ido evolucionando con nosotros de forma paralela a la propia evolución física. Ambas evoluciones se influyen mutuamente. La ventaja de la cultura es que precisa de menos tiempo para adaptar al individuo a las situaciones cambiantes. Pensemos en una especie animal sometida al frío que precisa desarrollar una cubierta de pelo para protegerse. Puede tardar miles de años. El hombre soluciona esta vicisitud cubriéndose con pieles de animales muertos. La cultura nos permite adaptarnos al entorno de forma instantánea. Es gracias a la cultura que somos lo que somos.

18 de mayo de 2011

La transmisión de la consciencia



Tardamos años en pasar de niños a adultos. Primero será el cuerpo el que adquiera las facultades necesarias para recibir las enseñanzas que nos conducirán a la consciencia. El cuerpo es el recipiente. Incluso el cerebro no es más que un órgano especializado incapaz de desarrollar la consciencia sin la asistencia de la cultura que emana de nuestra vida en sociedad. Aprendemos a ser nosotros mismos en sociedad, sin ella no seríamos muy distintos de los animales salvajes. Son las sociedades, tanto tribales como estatales, las que nos transmiten las consignas de lo que somos, lo que nos cabe esperar, cómo debemos ver el mundo y qué lugar tenemos en la sociedad. Ulteriormente todos participamos en la evolución de la sociedad y en algún momento comenzamos a transmitir esas consignas u otras elaboradas por las nuevas generaciones a nuestros descendientes. Somos recipientes vacíos que nos llenamos a lo largo de nuestra vida con instrucciones que nos estimulan la consciencia. Cuando rebasamos cierto nivel comenzamos a llenar recipientes vacíos con nuestro contenido consciente. Así, la rueda de la vida y la consciencia sigue girando sin parar, creando nuevas formas de vida y de inteligencia, encarnadas en nuevos seres que a su vez reelaborarán esas consignas para transmitirlas de nuevo.

14 de mayo de 2011

El hombre del futuro



El hombre del futuro no abandonará la tecnología que ha desarrollado en los últimos siglos. Profundizará su desarrollo y descubrirá posibilidades impensables hoy día. Pero quizá el mayor logro del hombre del futuro sea el descubrimiento de su interior. Cuando oriente y occidente junten sus sabidurías, hoy inconexas, alcanzarán cotas en el conocimiento del hombre revolucionarias. Se descubrirá el poder curativo de la mente, la capacidad de moverse por el mundo sin correr peligro o de obtener conocimiento por medio de la mente emocional. Se descubrirá el poder de comunicarse a distancia, de mover objetos con la mente o de sumergirse en estados alterados de la conciencia. Todos estos poderes son mucho más que veleidades de la ciencia ficción, son posibilidades que nuestra mente puede alcanzar mediante la selección natural y artificial y a través del aprendizaje temprano. Será un regreso al interior sin soslayar el exterior. El hombre del futuro estará más capacitado para regular el planeta Tierra y aquellos otros que conquistemos. Será dueño de su cuerpo, su mente y su destino. Será a la vez independiente y cooperador, mantendrá su autonomía de pensamiento y defenderá sus posiciones, pero respetará las ajenas y se ofrecerá para buscar soluciones comunes. Será un gran elemento que gestionará con eficacia la información puesta en sus manos. El hombre del futuro escribirá su propio futuro.

La medida de todas las cosas



Hemos tenido que superar el antropocentrismo, el geocentrismo e incluso el heliocentrismo para darnos cuenta de la posición que ocupamos en el Universo. Es una posición discreta, sutil, en cuanto que el nicho que habitamos es una diminuta esfera de roca que gira suspendida gravitatoriamente en torno a una estrella amarilla corriente, como los millones que salpican el firmamento. Somos ínfimos pero estamos en una posición privilegiada para conectar realidades en el espacio y el tiempo. El hombre se encuentra entre lo macroscópico y lo microscópico, entre el pasado y el futuro. Existen motivos sobrados para aceptar como válido el axioma de que el hombre es la medida de todas las cosas. Para conocer el Universo macro y micro se puede extrapolar lo que ya sabemos sobre el hombre. Dicho de otro modo; conociendo al hombre se puede conocer al Universo. Porque el hombre es materia, es energía, es conciencia, es espíritu, igual que el Universo. Las escalas superiores tienden a reproducir las características de las menores. Por tanto, el hombre están en la encrucijada espacial y temporal entre lo diminuto y lo descomunal, entre lo pasado y lo futuro y desde esa posición privilegiada se puede preguntar por la naturaleza de la realidad partiendo de lo que sabe sobre sí mismo.

10 de mayo de 2011

La eventualidad del ser



Acostumbramos a percibirnos como seres permanentes, estáticos. Nos miramos y no percibimos las diferencias de un día a otro, entonces creemos que seguimos igual, que nada ha cambiado. Al fin y al cabo, creemos, la vida es muy larga. El cuerpo lo contemplamos como una máquina duradera. Sin embargo, sería más acertado asimilarnos a la llama de una vela o al caudal de un río. Somos efímeros. Cada día nos desprendemos de células muertas sin que lo percibamos. Si pudiéramos comparar nuestro cuerpo con el que teníamos veinte o treinta años atrás nos daríamos cuenta de que las moléculas que formaban aquel han desaparecido todas y han sido reemplazadas progresivamente por otras. Somos la confluencia de varios ciclos energéticos. En nosotros entra energía, agua, nutrientes, aire, y todo ello vuelve a salir. Nada permanece. Somos un paquete de información que transforma la materia y la energía que nos circunda. Pasados unos años, ese paquete se disuelve y pasa a formar parte de otros paquetes de información que continuarán transformando el entorno.

4 de mayo de 2011

Vencer los miedos irracionales



Los miedos se vencen con la acción, enfrentándose a ellos. Esa es la norma general. La mayor parte de los miedos obedecen a patrones heredados por vía genética que en nuestro pasado evolutivo desempeñaron el importante papel de mantenernos lejos de peligros. Hoy, cuando la mayor parte de los peligros están bajo control, nuestros miedos se disparan de forma innecesaria ante amenazas insignificantes. Estas situaciones nos conducen hacia el estrés, que no es otra cosa que la configuración del organismo bajo amenaza. Sin embargo, pese al origen genético de esos patrones conductuales, podemos adaptar nuestras percepciones y nuestras percepciones con una adecuada educación desde la infancia, que nos enseñe qué elementos constituyen verdaderos peligros y cuáles no. En la edad adulta se puede recurrir a la asimilación por medio de la acción. De todos es sabido que el miedo que sentimos al enfrentarnos a determinadas situaciones por primera vez a ellas, va desvaneciéndose con el tiempo. Ya se trate de hablar en público, saltar de un avión en paracaídas, sostener una tarántula en la mano o confesar algo de lo que nos avergonzamos. En todos los casos se pierde el miedo enfrentándose directamente a la situación manteniendo ciertas medidas de control para no fracasar y caer en un pánico irreversible. Se puede comenzar por aproximaciones prudentes, situaciones virtualmente similares a las que queremos enfrentar, hasta que nos demos cuenta de que son asequibles y podamos acometer el desafío final. Solo en los casos patológicos habría que recurrir a terapias conductuales, en las que un médico o psicólogo nos guía para enfrentarnos al miedo irracional de forma controlada. Pero en la mayor parte de los retos bastará con una buena dosis de voluntad y prudencia para acercarse al objeto de nuestros miedos y vencerlo, pues se trata, al fin y al cabo, de algo que está en nuestro interior.

2 de mayo de 2011

La eterna búsqueda de la partícula elemental



Ya en la época de la Grecia clásica se tenía la necesidad existencial de demostrar que toda la materia se componía de partículas indivisibles. Posteriormente y gracias a los avances de la ciencia se denominó a esa partícula átomo, lo que en latín se traducía como "indivisible". Sin embargo ese concepto no tardó mucho en quedar obsoleto, tras el descubrimiento de electrones, protones y neutrones. Pero este nuevo descubrimiento tampoco duró eternamente, pues los nuevos avances en la tecnología de los aceleradores de partículas ha permitido descubrir nuevas partículas de las que forman parte, entre otras partículas, los protones y los neutrones. Hasta ahora, la relación de partículas queda resumida en seis quarks (arriba, abajo, encanto, extraño, cima y fondo), seis leptones (electrón, muón, tau, electrón neutrino, muón neutrino y tau netrino) y cuatro bosones (fotón, gluón, bosón Z y bosón W). Pero no hay nada que nos impida esperar a que nuevas colisiones más potentes descubran otros componentes en el interior de los anteriores y nos revelen la infinitud de la materia y su esencia energética. Quizá habría que centrarse en descubrir la esencia subyacente a toda este inventario de partículas. Es decir, descubrir las interacciones que conducen a la cohesión de la materia y las que conducen a la dispersión, la búsqueda del ying y el yang, el equilibrio entre extremos.