Social Icons

.

17 de agosto de 2009

La sombra



Es importante que comprendas que tienes una zona oscura que ocultas a todo el mundo y que es la mayor fuente de tu infelicidad. Cuanto más tratas de ocultarla mayor es tu desdicha. Todos tenemos al menos tres instancias sociales: el yo público que es quien todo el mundo cree que eres, el yo social que es quien tu entorno más próximo cree que eres y el yo íntimo que es quien sólo tú sabes que eres. Este yo íntimo puede estar más o menos cerca del yo social en función de tu sinceridad, tus remordimientos, tus culpas y tu capacidad para asumir los errores del pasado. En otras palabras, todo lo que ocultas sobre ti hace que tu yo íntimo, tu sombra, vaya creciendo y adueñándose de tu voluntad. Si dedicas tu vida a la mentira y al engaño sólo conseguirás agrandar esa sombra y vivir a sus expensas. Para luchar contra la sombra debes emplear la luz. La luz es la sinceridad, la verdad sobre tu vida. Tal vez pienses que eres diferente a los demás, que tienes más aspectos de tu vida que ocultar. Pero la luz demostrará que todo el mundo tiene su sombra. Cuando comiences a abrir tu interior hacia las personas de tu entorno descubrirás que no eres diferente a los demás y sentirás la liberación de despojarte de la inmundicia que contamina tu mente. Descubrirás que tus errores del pasado pueden ayudarte como lección para el futuro y si arrojas luz sobre ellos desaparecerán los remordimientos que te producen. Descubrirás que no tiene sentido dedicar una vida a ocultar algo que ya no forma parte de ti, sólo de tu memoria.

5 de agosto de 2009

El proceso de globalización

El proceso de globalización no sólo es inevitable, sino necesario. Las críticas que recibe este proceso se deben más a las formas que al fondo. Se deben principalmente al crecimiento de la desigualdad entre capas sociales que está originando. Pero esta consecuencia no es inherente a la globalización sino uno de sus posibles efectos adversos, que será corregido con el tiempo. Este proceso equivale al que se produjo a escala nacional con la creación de los Estados Unidos de América y a escala confederal con la creación de la Unión Europea. Ambos modelos, huelga decir, han redundado en sustanciosos beneficios para sus respectivas economías y han mantenido una paz inmanente desde su origen. La globalización, por ende, es un proceso irreversible, indispensable y beneficioso a largo plazo, cuando consiga equilibrar sus fuerzas internas. Este proceso conecta las realidades nacionales, diluye sus fronteras, emplea el conocimiento de unas regiones para el beneficio común, aprovecha las ventajas de todas las regiones y compensa las deficiencias de otras. Da lugar a una nueva elite, engendrada a partir de las elites nacionales, cuya característica principal es que sus miembros se identifican más con dicha elite que con sus respectivas realidades nacionales. Esta elite no sustituye a las elites nacionales sino que se yergue sobre ellas. Lo que sucede es que se crea una nueva capa social superior a las capas altas nacionales. Como suele suceder, este proceso ha comenzado con la conexión económica y la creación de descomunales empresas mundiales que superan económicamente a muchas naciones individualmente; el siguiente paso consistirá, así debe ser, en la creación de instituciones políticas mundiales que regulen ese mercado voraz de ámbito global. Hasta ahora las grandes corporaciones se mueven por todo el ámbito mundial mientras que los árbitros políticos y jurídicos que debieran vigilar su funcionamiento se encuentran confinados en sus respectivos espacios nacionales, desde donde no pueden hacer mucho más que alcanzar acuerdos de mínimos. Cuando alcancemos las instituciones jurídicas y políticas globales, comenzaremos a cosechar todos los beneficios de la globalización que ahora parecen reservados a unos pocos afortunados.