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27 de noviembre de 2015

El motivo de las adicciones

Una adicción es una conducta repetitiva de la cual resulta extremadamente difícil salir. Aunque solemos identificar como tal el consumo de drogas, alcohol o tabaco, existen muchas otras como la adicción al juego, a las compras, a la comida, al sexo o al móvil. En todos los casos existe una dependencia psicológica que, según el caso, se asocia a la dependencia fisiológica o social.
Todas las adicciones están asociadas a la obtención de placer, de ahí que su abandono resulte tan problemático. Todos los hábitos adictivos generan una dosis de placer que nuestro cerebro busca repetir. Es lo que se conoce como recompensa. Tras ese placer suele decaer el interés hacia el hábito durante un lapso temporal, hasta que la mente vuelve a buscar la recompensa.
Está demostrado que la susceptibilidad a las adicciones está determinada por la ausencia de una vida placentera. La falta de satisfacciones en la vida diaria llevan al individuo a buscarlas en hábitos alternativos. De forma singular, la insatisfacción procede de la soledad y la falta de apoyos afectivos. Cuando el individuo carece de relaciones satisfactorias, de amistad o sentimentales, aumenta la probabilidad de que se refugie en cualquier tipo de adicción. Por ende, el primer paso que se debe dar en la lucha contra cualquier adicción es la búsqueda de una vida placentera por los cauces señalados.

5 de septiembre de 2015

La memoria sensorial

De los tres tipos de memoria que posee nuestra mente, la memoria sensorial es la menos conocida debido a la dificultad para percibir su acción. Este mecanismo es el encargado de retener los estímulos procedentes de los sentidos durante un lapso medido en milisegundos. Durante ese instante la mente evalúa la relevancia del estímulo y si lo valora positivamente lo envía a la memoria operativa o a corto plazo. El resultado de esto es que ingentes cantidades de información no llegan a almacenarse en la memoria porque este mecanismo no la valora importante. Al contrario que las memorias a largo o corto plazo, esta función no mejora con el entrenamiento. Las divisiones más importantes de la memoria sensorial son la memoria icónica, o visual, y la memoria ecoica, o auditiva.

12 de junio de 2015

¿Tomamos las decisiones racionalmente?

En apariencia tomamos las decisiones movidos por pensamientos racionales. Cuando alguien sitúa ante nosotros dos vestidos, o dos corbatas, o dos colonias, elegimos la que nos gusta más. Es decir, creemos que la hemos elegido en ese mismo instante, a partir de los estímulos sensoriales que nos trasmiten esos elementos. Sin embargo, ha quedado demostrado que nuestro cerebro 'decide' por nosotros antes de que exterioricemos la elección. Por más extraño que parezca, nuestro cerebro irracional adopta la decisión antes de que efectivamente decidamos nosotros. 
¿Cómo puede ser esto? Lo que sucede es que nuestra mente irracional maneja el catálogo de experiencias emocionales asociadas a percepciones aparentemente neutras, como los colores, los sabores, los olores. Aunque para nosotros, dos colores nos resulten iguales o indiferentes, nuestra mente irracional no se muestra igual de indiferente, porque los compara con la memoria de experiencias emocionales asociadas a esos colores y hará que nos decidamos por el que 'mejores' recuerdos tiene asociados. Este proceso es aplicable a todas nuestras decisiones, sobre los alimentos, sobre la pareja, sobre el trabajo, etc. Nuestra mente nos protege aunque nosotros no seamos conscientes de ello.

27 de mayo de 2015

Qué entendemos por sistema conceptual

Cuando hablamos de 'sistema conceptual' nos referimos al diccionario de conceptos que maneja nuestra mente. Cada individuo dispone del suyo propio, aunque este se encuentra condicionado por la vida social. Un concepto es una integración de percepciones, sensaciones e interpretaciones respecto de un elemento que percibimos como real. Por ejemplo, una manzana es para nosotros un elemento que consideramos como real y concreto. Sin embargo, para nuestra mente, una manzana es un olor, un sabor, una textura, una imagen. Pero también representa otros elementos no tangibles como la vinculación a la salud, etc. La mente integra toda esa información en 'paquetes' que llamamos conceptos. Así, un objeto concreto como una fruta, despierta en nosotros sentimientos y percepciones abstractas, como la aprobación, el rechazo, el miedo o la alegría.

18 de mayo de 2015

El papel del sistema conceptual en el desarrollo de la mente

La realidad en que vivimos es cuantitativa en la mayor parte de los casos. No existen límites claros entre los eventos o fenómenos. En cambio, la razón humana está preparada para establecer esos límites de una forma lógica y comprensible. Por ejemplo, la división entre un día y otro es algo fluido, sin límites. Un día da paso a otro pero no existe una frontera nítida entre uno y otro. Por eso nos hemos dotado de instrumentos que asignan esa división, como los relojes o los calendarios, que hacen que 'para nuestra mente' exista esa división lógica. Lo mismo cabe decir de muchos otros fenómenos, como los sonidos humanos que sin un sistema fonológico serían incomprensibles. Lo que permite la comunicación no es la producción de sonidos, sino la asignación de un sentido a esos sonidos. Sucede lo mismo con los sonidos musicales, con la tipificación de acciones reprobadas o con las matemáticas.
La consecuencia de la asignación de sentido a fenómenos caóticos sin límites entre sí nos permite aprehender la naturaleza y hacerla comprensible para la mente humana. Sin el sistema conceptual la mente humana quedaría privada de la comprensión de la realidad. Simplemente captaría fenómenos difusos que solo podría ponderar de una forma vaga, y solo distinguiría los eventos más extremos. Por consiguiente, el sistema conceptual nos permite desarrollar la mente y captar de una forma extraordinaria la realidad que nos rodea.

27 de abril de 2015

Claves de la felicidad (III): Sacrificio-recompensa

Algo que debemos tener en cuenta si queremos aproximarnos a lo que llamamos felicidad es que todo lo que nos produce satisfacción conseguir está precedido por un esfuerzo importante. En el mundo materialista en que vivimos resulta fácil pensar que el éxito está asociado directamente a la consecución del éxito por cualquier vía. Por este motivo abundan los estudiantes que copian en los exámenes, los defraudadores que presumen de riqueza o los altos cargos que han accedido a su puesto a base de adulaciones, chantajes o traiciones. Lo que ignoran todos ellos es que un título, un puesto o una fortuna no proporcionan felicidad si no se han conseguido mediante el sacrificio. De hecho, la felicidad se encuentra en el proceso, en el camino. Sin ese esfuerzo previo, no existe recompensa. Imaginemos a un montañero que accede a la cumbre en helicóptero. Podrá disfrutar de las vistas, pero no sentirá la satisfacción que tiene quien ha sufrido escalando paso a paso. Por tanto, el camino hacia la felicidad pasa por conseguir todas las metas de nuestra vida mediante el esfuerzo necesario.

14 de marzo de 2015

Claves de la felicidad (II): disfrutar de cada instante

Uno de los principales obstáculos para una vida feliz es la tendencia a no disfrutar de cada actividad que desarrollamos. Estamos en un lugar y, a la vez, estamos pensando en otro. Existe una obsesión por preocuparnos por asuntos que no se pueden resolver por más que pensemos en ellos. O estamos haciendo algo, al mismo tiempo que nos sentimos culpables por cualquier motivo. Tal vez pensamos en otra persona, o en algo que hemos hecho mal. El resultado es siempre el mismo, desaprovechamos la ocasión de disfrutar del presente. Frecuentemente, al abandonar el lugar del que no hemos disfrutado, sentimos nostalgia. Eso se debe a que no hemos aprovechado el tiempo. Lo que sucede es que nunca tenemos la mente enfocada en la actividad que realizamos. Así, la mente nos lanza el mensaje con posterioridad de que no lo hemos hecho bien. De ese modo nunca disfrutamos de cada instante, porque siempre estamos pensando en otro lugar o en otro momento. Por consiguiente, el remedio es fácil, se trata de concentrar nuestra energía mental en cada actividad que realizamos. Para ello solo debemos preguntarnos por qué estamos allí, haciendo lo que estamos haciendo. La respuesta nos revelará que siempre estamos donde estamos debido a nuestras elecciones. Por tanto, aunque determinadas actividades o lugares no sean de nuestro mayor agrado, debemos superar cada prueba con sobresaliente para pasar a la siguiente.

4 de marzo de 2015

Claves de la felicidad (I): expectativas y resultados

La felicidad es más un camino que un destino, un proceso que un estado. Cada vez que logramos algo que esperábamos nos haría felices, comenzamos a sentir inquietud por la siguiente meta. Lo que está demostrado es que son las decisiones diarias lo que contribuye a la felicidad, por encima de los grandes logros que alcancemos. Así, planificar nuestra vida puede ayudarnos a tener una vida más feliz. Hoy hablamos de una de esas claves que contribuye a proporcionar felicidad, la forma en que gestionamos nuestras expectativas.
La felicidad depende en muchas ocasiones de las expectativas que nos planteamos en nuestra vida. Es decir, de los 'objetivos' que esperamos alcanzar. Cuando nos dejamos guiar por el entorno y nos planteamos objetivos inalcanzables o muy difíciles de alcanzar, podemos caer en la frustración. Con ello descenderá la autoestima y nos desviaremos de otros objetivos menores, pero que nos harían más felices. Por esto, debemos plantearnos unas metas realistas en la vida, que vayamos conquistando progresivamente, aumentando la autoconfianza y programando otros nuevos.

20 de febrero de 2015

El pensamiento lateral

El pensamiento lateral es una forma de resolución de problemas creativa. El término fue acuñado por Edward de Bono en 1967, para hacer referencia a las formas indirectas de resolver problemas. La mayoría de personas se enfrentan a los problemas cotidianos de una forma aprendida e inconsciente. En la infancia disponemos de un gran repertorio de estrategias de acción, pero con el tiempo nos vamos apoyando en las que vemos en nuestro entorno y olvidamos las demás. La mayor parte de las estrategias que empleamos en la edad adulta están encaminadas a hacernos perder el menor tiempo y energía en su despliegue, de tal forma que recurrimos a las técnicas que tenemos aprendidas. Podemos decir que se trata de estrategias basadas en el pensamiento lineal. Es decir, cada obstáculo nos conduce a una acción determinada.
El pensamiento lateral supone un regreso a las técnicas de la infancia. En este caso, cada obstáculo nos abre un abanico amplio de soluciones y elegimos la que previsiblemente puede resolver mejor el problema. Esta forma de afrontar las dificultades conduce a solucionar tanto problemas cotidianos que se nos resistían como a realizar descubrimientos científicos y a crear ingenios tecnológicos.

17 de febrero de 2015

El Experimento de la Cárcel de Stanford

El Experimento de la Cárcel de Stanford se llevó a cabo en 1971 para evaluar la crueldad humana en un entorno controlado. El equipo de investigadores estaba dirigido por Philip Zimbardo, de la Universidad Stanford, California. La prueba consistía en asignar a un grupo de veinticuatro voluntarios de forma aleatoria los roles de prisionero y guardia, para comprobar si la asunción de un determinado rol conllevaba una conducta determinada. El experimento se descontroló y tuvo que ser cancelado a la semana siguiente, debido a la violencia que llegaron a adoptar los voluntarios. Y ello a pesar de que los voluntarios fueron elegidos entre los más estables mentalmente, todos con estudios universitarios, de clase media y piel blanca.

12 de febrero de 2015

Alcanzar el control emocional

Está demostrado que el éxito en la vida depende más de un adecuado control emocional que del nivel intelectual. Es decir, una inteligencia superior por sí misma no garantiza el éxito; en cambio, el control emocional, o inteligencia emocional, sí puede garantizarlo, al margen de la inteligencia.
Las emociones fueron las grandes olvidadas por el Racionalismo y la Ilustración, que priorizaban el razonamiento frío, despojado de cualquier atisbo emocional. Durante siglos, han permanecido en el ostracismo de la intimidad o bajo severa represión. Se consideraba que las emociones eran más propias del mundo animal, por lo que había que hacer todo lo posible por erradicarlas de nuestra conducta cotidiana. Llorar, reír sin control, enfadarse o atemorizarse eran conductas reprobadas socialmente. Además, existía la creencia de que las emociones eran estallidos espontáneos que no obedecían a ningún tipo de control por parte de la mente racional.
No ha sido hasta bien avanzado el siglo XX cuando comenzó a darse la importancia que tenían las emociones para nuestra salud mental y nuestro éxito en la vida. Entonces ¿cómo se alcanza el control de nuestras emociones?
El primer paso consiste en la identificación, en poner nombre a la sensación que estamos experimentando: miedo, ira, alegría, envidia, tristeza, alegría, pasión. El siguiente paso es no dejarse arrastrar por esa sensación. Existe un equilibrio entre la supresión emocional total y el descontrol emocional. Esto es, hay que vivir las emociones, pero no dejar que nos dirijan. Y por último, hay que aprender qué quieren decir esas emociones, porque son nuestros mejores asesores conductuales. 
Las emociones nos ayudan a obrar en sociedad. Nos dicen cuándo debemos ayudar a otras personas, cuándo debemos desconfiar de ellas o cuándo alejarnos de una situación peligrosa. Es decir, lo importante de las emociones no es su expresión física, sino el acto que nos inducen en cada ocasión. Llorar por alguien que sufre no lo ayuda, pero prestarle nuestra ayuda, movidos por una emoción sí lo ayuda.