Ya en la época de la Grecia clásica se tenía la necesidad existencial de demostrar que toda la materia se componía de partículas indivisibles. Posteriormente y gracias a los avances de la ciencia se denominó a esa partícula átomo, lo que en latín se traducía como "indivisible". Sin embargo ese concepto no tardó mucho en quedar obsoleto, tras el descubrimiento de electrones, protones y neutrones. Pero este nuevo descubrimiento tampoco duró eternamente, pues los nuevos avances en la tecnología de los aceleradores de partículas ha permitido descubrir nuevas partículas de las que forman parte, entre otras partículas, los protones y los neutrones. Hasta ahora, la relación de partículas queda resumida en seis quarks (arriba, abajo, encanto, extraño, cima y fondo), seis leptones (electrón, muón, tau, electrón neutrino, muón neutrino y tau netrino) y cuatro bosones (fotón, gluón, bosón Z y bosón W). Pero no hay nada que nos impida esperar a que nuevas colisiones más potentes descubran otros componentes en el interior de los anteriores y nos revelen la infinitud de la materia y su esencia energética. Quizá habría que centrarse en descubrir la esencia subyacente a toda este inventario de partículas. Es decir, descubrir las interacciones que conducen a la cohesión de la materia y las que conducen a la dispersión, la búsqueda del ying y el yang, el equilibrio entre extremos.
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1 comentarios:
Amigo mío, en la búsqueda esta el camino, pero también esta el destino, creo que nunca la encontraremos por que es la misma esencia del Universo y no estamos ni Autorizados, ni Capacitados para semejante hallazgo
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