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21 de octubre de 2011

Memoria a corto plazo



El hombre dispone de tres registros de memoria en función del tiempo de permanencia del recuerdo. En primer lugar está la memoria sensorial, cuyo tiempo de permanencia es de una fracción de segundo. Nuestros sentidos son impresionados constantemente sin que conscientemente lo percibamos. En segundo lugar está la memoria a corto plazo cuyos recuerdos se desvanecen en apenas unos segundos. Y finalmente está la memoria a largo plazo, en la que se almacenan los recuerdos permanentes durante años.
La memoria a corto plazo se considera como intermediaria entre la memoria sensorial y la memoria a largo plazo. Los datos que recogen los sentidos son filtrados por la memoria sensorial en virtud a su significación y son remitidos a la memoria a corto plazo. Si esos datos siguen interesando a la mente pasarán a la memoria a largo plazo para almacenarse definitivamente. La memoria a corto plazo tiene la característica de que no soporta más de unos cinco o seis conceptos simultáneamente. Cuando intentamos memorizar un número de teléfono, cifra a cifra, nos encontramos con este problema. Sin embargo, esos datos pueden tener distintas dimensiones. Lo mismo puede admitir seis cifras que seis conceptos o seis palabras. Es por ello que terminamos agrupando las cifras del número de teléfono para recordarlas.
Esta memoria se puede ejercitar para aumentar la duración de los recuerdos, la facilidad de registro e incluso el número máximo de datos admisible. Los ejercicios de memoria son ideales para este fin. Ejercicios matemáticos sin lápiz ni calculadora, ejercicios de retención de colores, formas, palabras, etc. Todo ello contribuye a la capacidad de memoria de forma notable y evita que se pierda agilidad con la edad.

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