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22 de mayo de 2012

Simposio sobre Ciencia y Religión

En noviembre de 2011 se celebró en la Fundación Ramón Areces, en Madrid, el Simposio Internacional: Ciencia y religión en el siglo XXI: ¿diálogo o confrontación? En el que se abordó de forma interdisciplinar la relación entre las dos visiones que mantienen dividido al mundo. Lo más relevante es el esclarecimiento de los tres modelos de relación que a lo largo de la historia han mantenido la religión con la ciencia. El primero es el de la controversia, según el cual, la religión es diametralmente opuesta a la ciencia y por tanto su influencia es nociva para el conocimiento científico. Es el modelo de Carl Sagan o Stephen Hawking. El segundo es el de la concordancia, que se basa en emplear datos científicos para demostrar hechos religiosos. Finalmente, está el modelo de la complementariedad, que consiste en reconocer que cada visión tiene su ámbito de actuación. El primer modelo hace colisionar los dos mundos presentándolos como irreconciliables, como dos caminos que parten de un cruce y que jamás se cruzan. Hemos de decir que todos los modelos de conocimiento contrapuestos surgidos a lo largo de la historia siempre han concluido reconociendo que el modelo opuesto tenía su parte de razón. Es lo que sucede entre ciencia y filosofía, racionalismo y empirismo, naturalismo y tecnologismo, etc. Por tanto, el modelo de confrontación niega una parte del saber acumulado en forma de creencias. El modelo de la concordancia viene a ser el opuesto, intenta demostrar que todos los relatos sagrados se pueden demostrar científicamente. Es el modelo que sigue el director James Cameron cuando intenta demostrar los vestigios del Éxodo y el Diluvio Universal. Este modelo también pervierte el sentido de los textos religiosos. Los libros sagrados como la Biblia o el Corán no deben entenderse como libros de ciencias que explican los complejos mecanismos de la naturaleza o como libros estrictamente históricos. Son fundamentalmente códigos morales que guían y unifican el comportamiento de las personas que se unen bajo su credo. Aunque contienen datos históricos e incluso datos sobre procesos naturales, debemos tomarlos como surgidos de la sabiduría popular más que como científicos. Los historiadores se basan en estas escrituras para documentar hechos históricos, pero antes deben acometer una ardua tarea de exégesis para separar el dato histórico de los ornamentos literarios propios de estos textos. Al tratarse de códigos de conducta, los textos sagrados hacen uso de recursos literarios como la metáfora o la hipérbole, para enfatizar determinados pasajes y con frecuencia incorpora leyendas y relatos sacados de contexto. Por ello no se debiera hacer una lectura literal de los hechos narrados. Finalmente, el modelo de la complementariedad es el que se presenta como lógico y más propicio para ambos ámbitos de pensamiento. Son muchos los científicos que comparten sus creencias religiosas con la actividad científica sin que sientan estar traicionando ninguno de sus mundos. Esto es así porque la ciencia busca explicar los fenómenos desde la verificación para aumentar el conocimiento sobre la naturaleza de las cosas. Por su parte, la religión no busca comprender los mecanismos intrínsecos de la naturaleza sino guiar la conducta de una comunidad basándose en la sabiduría acumulada por la experiencia milenaria. No debemos perder el tiempo intentando descubrir quién tiene la razón, pues cada visión la tiene en un ámbito.

1 comentarios:

lorquiano dijo...

Así es, nada debe tomarse en el sentido literal de la palabra en los Evangelios y en el Coran. Todo está en el contesto de metáforas. A mi modo de ver Jesús fue un político de su tiempo que fue aniquilado por el poder establecido, que en nada podía permitir que se atentara contra la esclavitud en la que a través de los siglos se fundó el poder.