Adoptar una actitud mental positiva es preparar el camino para que empiecen a salir bien las cosas. La actitud mental no es una cuestión pasajera, un vano deseo que se tiene en un momento dado. La actitud mental es una postura prolongada en el tiempo y que hay que construir progresivamente. La importancia de la actitud mental radica en su capacidad de influencia sobre todos los ámbitos de nuestra vida. En un nivel primario se encuentra el mundo de las ideas, por encima se encuentra el de los sentimientos y por encima de ambos se encuentra la actitud mental. Esa jerarquía hace que una actitud mental positiva derive en sentimientos positivos y éstos en ideas positivas. Por tanto el secreto se encuentra en construir desde la base una actitud mental positiva. Para ello hay que cosechar pequeños éxitos para añadirlos a nuestro bagaje y nutrir esa actitud mental. Normalmente el pesimismo se instala en nuestra vida tras cosechar fracasos. Debemos invertir esa tendencia acometiendo pequeños retos que nos doten de autoconfianza y vayan modificando el rumbo de nuestra actitud mental. Recordemos una vez más que la actitud mental se prolonga en el tiempo, al contrario de las ideas que son fugaces o de los sentimientos que también son efímeros, la actitud mental es un estado con vocación de permanencia. Es una cuestión de voluntad, de querer cambiar el rumbo de nuestra vida, de no rendirnos ante las vicisitudes y de ser conscientes de lo mucho que podemos lograr si nos lo proponemos.
Los hombres que detestan el machismo
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