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13 de febrero de 2011

Imposición de manos y sanación



Las manos son dos centros de terminaciones nerviosas muy poderosos. De ellas parte energía y a través de ellas se recibe energía. Cuando situamos las manos a escasos centímetros de nuestra piel, sentimos su energía si estamos atentos. Unas manos entrenadas son capaces de inducir la sanación en distintas dolencias. Recientemente se ha reconocido por la medicina occidental el poder beneficioso de esta técnica milenaria, conocida por la palabra japonesa Reiki, de la que dicen, era usada por Jesús. Antes de intentar imponer las manos a otras personas es preferible comenzar por uno mismo, sentir su energía, sus efectos. El poder de las manos reside en la capacidad de concentrar la atención de nuestra energía mental en la zona sobre la que situamos las manos. De modo que hacemos consciente esa zona y nos permite reconocer las tensiones, dolores o el malestar que padece dicha zona. Al concentrar toda nuestra atención nos acerca a la solución. Mediante esta técnica tal vez no se pueda curar un mal en su estado más avanzado, pero sí paliar notablemente sus efectos. Y cuando los males se encuentran en su estado inicial, la capacidad de sanar mediante esta técnica aumenta considerablemente. Una vez reconocida la localización del dolor, debemos concentrarnos en él de forma atenta pero relajada. Como dice el gran maestro Osho, el dolor es un mensajero que tiene algo que decirnos. Si nos limitamos a ignorarlo sólo agravaremos sus consecuencias. Por ello debemos escuchar su mensaje, concentrándonos en el dolor. Aumentará su intensidad, pero se irá concentrando en un punto localizado hasta que finalmente desaparecerá el dolor. No importa si al principio resulta difícil. Todas las técnicas mentales requieren de paciencia y dedicación, pero sus posibilidades son ilimitadas.

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