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25 de febrero de 2012

El efecto Halo

El efecto Halo es un sesgo psicológico que nos hace atribuir facultades positivas o negativas a una persona en función del primer rasgo conocido sobre ella. El efecto lo describió el psícologo Edward L. Thornidike y se caracteriza por generalizar los rasgos en base a lo primero que conocemos de una persona, como por ejemplo, su aspecto físico. Si un cantante es atractivo, tenderemos a creer que canta bien, que baila bien, etc. Si por el contrario no nos gusta su aspecto creeremos que canta mal. Lo mismo sucede con ese vecino desconocido del que nadie sabe nada y todos consideran 'un tipo normal', cuando descubren que ha cometido un delito o un crimen todos se sorprenden porque lo juzgaban por su apariencia tranquila. Este efecto es aprovechado por los expertos en marketing para promocionar artistas cuyo rasgo destacable es su aspecto físico, aun cuando su talento artístico no sea sobresaliente. Este sesgo es uno más de los muchos que afectan a la percepción y cognición humanas y nuevamente tienen su origen en nuestro pasado evolutivo y en la necesidad de obtener un diagnóstico inmediato sobre un posible peligro. Ello hacía que el primer rasgo aparente de un posible agresor fuera el que se generalizaba para clasificarlo como tal. Y nuevamente, nuestra sociedad industrial libre de peligros inmediatos, o casi libre, no precisa de esta función cognitiva, motivo por el cual realizamos diagnósticos erróneos basados en las apariencias.

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