Pese a que los juegos de los niños puedan parecer actividades espontáneas de origen arbitrario, la realidad es muy diferente. Las sociedades dirigen las actividades lúdicas destinadas a sus menores como una forma de preparación para los cometidos que desempeñarán en el futuro. De este modo, las sociedades guerreras fomentarán los juegos de guerra entre sus menores, las sociedades industriales fomentarán juegos técnicos, las sociedades rurales harán lo propio con juegos relacionados con el campo. A través de los juguetes de los niños podemos conocer la sociedad en su conjunto. A su vez, cada familia dirige u orienta las predilecciones de los niños para que cumplan con lo que ellos quieren algún día sean sus vástagos. Cuando un padre regala una pistola de juguete, de algún modo desea que de mayor sea policía, guerrillero o incluso delincuente. Cuando le regala un microscopio anhela que se dedique a la ciencia y si es un piano prefiere que su futuro sea en el mundo de la música. Obviamente cada individuo está sometido a más estímulos a parte de los familiares y muchos optarán por alternativas no sugeridas por sus familias, pero tendrá más difícil escapar de los límites impuestos por la sociedad.
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