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26 de marzo de 2012

La inteligencia emocional

El descubrimiento de la inteligencia emocional por parte de Daniel Goleman supuso uno de los grandes avances  en el conocimiento de la inteligencia, junto a las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Hasta entonces prevalecía la idea de que la inteligencia era la capacidad de puntuar alto en los test de habilidades lógicas o matemáticas creados para medirla. Test, como el de Simon-Binet o el más reciente de Wechsler, que están relacionados con el rendimiento académico y la competencia en materias racionales. Sin embargo, ese concepto de inteligencia no determinaba el éxito en el futuro de los estudiantes. Había estudiantes con expedientes sobresalientes que fracasaban en su vida laboral o sentimental. Goleman determinó que esos estudiantes eran competentes en el ámbito de la inteligencia racional, pero torpes en la inteligencia emocional. A saber, la inteligencia emocional se basa en conocer y controlar las emociones de tal forma que nos ayuden a orientarnos social y afectivamente. Las emociones están basadas fundamentalmente en la experiencia y por ello constituyen guías que nos sirven para orientarnos en nuestras acciones diarias. Las emociones vienen a decirnos lo que está bien o está mal según nuestra conciencia. Esos conceptos están construidos en base a las experiencias vividas y por eso son de gran utilidad. Está demostrado que la mente racional no está capacitada para analizar una gran cantidad de datos de tal forma que nos permita tomar la decisión correcta. En cambio, la mente emocional sí es capaz de tomar esas decisiones, porque en lugar de perderse en los datos y los detalles, se basa en el conjunto y en la experiencia con situaciones similares. 
La desatención de la mente emocional solo puede incardinarse en el estudio de la inteligencia como resultado de la potenciación de la mente analítica y racional necesaria para el desarrollo de la industrialización y la productividad. Pero como vemos, el mundo de las emociones puede coadyuvar a la toma de decisiones en todos los ámbitos, incluido el laboral.
¿Cómo se desarrolla la inteligencia emocional? Pues es una construcción en la que se 'lee' las emociones para entender qué nos quieren decir y por qué. Se trata de un proceso en el que se interpreta las emociones, se las identifica y se les pone nombre. Están ahí para decirnos algo y debemos entenderlas. Pero en ningún caso debemos convertirnos en esclavos de las emociones. La inteligencia racional debe progresar junto a ellas. Debe entender qué quieren decir e inmediatamente después ponerse a trabajar. Unas emociones desbocadas dan lugar a conductas violentas, tristes, miedos o eufóricas. Ninguna de las cuales resulta recomendable. En resumen, las emociones deben constituirse en una guía que nos oriente en la toma de decisiones, pero en ningún caso apoderarse de nuestra conducta.

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