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18 de abril de 2012

Los caprichos de la memoria


La memoria es el archivo de las experiencias humanas. Es el registro donde quedan impresos las vivencias y los conceptos significativos para la supervivencia. Por tanto, la memoria es un instrumento evolutivo al servicio de la supervivencia. Y es por eso que sólo memorizamos las experiencias que se sitúan en el extremo de la significación. Es decir, aquellas que nuestra mente considera positivas o negativas, mientras que las neutras las rechaza. Ese es el proceso natural de la memorización. Aquellas experiencias que están revestidas de emociones intensas son grabadas de forma indeleble, mientras que las rutinarias son rechazadas de forma sistemática.
Ahora bien, ¿cómo podemos inducir a la memoria para que grabe una experiencia o un dato que a priori le resulta irrelevante? Nuestra mente racional tiene mecanismos capaces de inducir a la memoria para que registre aquello que considera de importancia, aunque se resista a registrarlo de forma automática. La forma consiste en recrear la experiencia artificialmente revistiéndola de emociones intensas mediante la imaginación activa. Dicho de otro modo, consiste en imaginar aquello que queremos memorizar como si lo estuviéramos experimentando de forma intensa. Esa intensidad puede ser tanto negativa como positiva. Podemos imaginar que aprobamos un examen, agregando todos los detalles de ese evento, los rostros de nuestros compañeros, la emoción interna, las respuestas correctas, el orgullo, la celebración posterior, etc. Así mismo, podemos agregar emociones intensas negativas a aquellos eventos imaginarios que queremos desterrar de nuestro futuro, como accidentes, enfermedades, fracasos o decepciones. Si añadimos sensaciones negativas a dichos eventos disminuiremos o anularemos las probabilidades de que se produzcan, pues nuestra mente nos dirige hacia aquellas situaciones interpretadas como positivas. En resumen; la mejor forma de evitar una situación en el futuro es considerarla emocionalmente negativa y la mejor forma de atraerla es considerarla emocionalmente positiva. La memoria es una herramienta heredada por la evolución al servicio de la supervivencia que podemos emplear de forma proactiva como constructora del futuro, dotándola de los elementos que le dan sentido, que no son otra cosa que las sensaciones vívidas, tanto las espontáneas como las inducidas racionalmente.

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